Primavera Sound 2013, la crónica

Por Eduardo Pérez Galeto


"Empezamos nuestra andadura por el Primavera 2013 en plan tranquilo, entrando a media tarde y yendo a ver tocar a Manel, una de las pocas bandas locales que han podido tocar en un escenario grande como el Ray-Ban y en una hora tan buena como las 20.00 de la tarde. La intención era no cansarse demasiado y su pop-folk es ideal para tomar una cerveza y hacer algo de tiempo antes del primer plato fuerte del festival: The Postal Service.


De camino al escenario Heineken pasamos por la Boiler Room que tenían montada de 20.00 a 1.00 a ver si teníamos suerte y pillábamos a Actress, que no se prodiga mucho por nuestro país. En su lugar estaba Pional. Como estuvimos de pasada no hay mucho que decir sobre su set, salvo que empezó tranquilo como el lugar y la hora requería. Si después se animó ya no lo sé.

Han pasado diez años desde Ben Gibbard (frontman de Death cab for cutie) y Jimmy Tamborello (Dntel) lanzaran Give Up, uno de los mejores discos de electrónica de la década pasada (me niego a llamarlo indietrónica, no hay nada más independiente que la electrónica en sí) y las expectativas estaban por las nubes. Afortunadamente cumplieron con creces, empezaron con The District Sleeps Alone Tonight y siguieron repasando su único disco con un público entregadísimo. De hecho, el momento más bajo fue cuando tocaron uno de sus temas nuevos incluído en la edición especial de Give Up. Sobra decir que lo petaron con Such Great Heights o Brand New Colony, que el espectáculo no decayó ni con sus temas más tranquilos como Sleeping In, y que un servidor se emocionó con Nothing Better como cuando la escuchó por primera vez. Gibbard, auténtico hombre orquesta, cantaba y tocaba la guitarra y la batería, e incluso Tamborello se animó a los coros junto con Jenny Lewis, quien también daba la réplica a Gibbard cuando tocaba. Una suerte haberlos podido ver.

Momento de ir a por una cerveza mientras esperábamos la siguiente actuación que teníamos marcada, la del grupo de hip-hop experimental Death Grips. La banda de MC Ride venía con la fama de tener un directo potentísimo, y así fue. Una muestra de intensidad sobre el escenario y de saber encender al público. Bases potentes, un MC Ride completamente desatado y gritando como un loco en temazos como Lost Boys o Hacker y un ambiente más propio de una rave en el que para mí fue uno de los conciertos del festival.

Justo en el mismo escenario (ATP, cada vez más lejos), y tras los durísimos Death Grips, tocaban ni más ni menos que Fuck Buttons. Presentan nuevo disco en julio, así que su actuación, que empezó con la genial Surf Solar, se basó en ir alternando temas anteriores con alguno de los que encontraremos en su nuevo trabajo. Capas y capas de distorsón y sonidos saturados en un crescendo constante que te deja exhausto. Un concierto que termine con Flight of the Feathered Serpent nunca será un mal concierto y, por lo escuchado, su nuevo álbum promete y mucho.

Mi intención era ver a John Talabot, pero antes quería pasar por el escenario Primavera donde tocaban Animal Collective, y fue la peor decisión que tomé en los tres días. Sin ser demasiado fan de los norteamericanos, Merryweather Post Pavillion me pareció buen disco y Centipede Hz tiene temas buenos. Bien, aguanté tres temas desde que llegué, hasta que tocaron Applesauce y decidí que tanta languidez y pasotismo no merecen la pena. Decidí finalizar mi jornada de jueves con indignación y me marché.


El viernes la idea era muy clara: entrar tarde y ver sólo tres o cuatro conciertos para tener fuerzas para el sábado, día clave.

A las 00.00 empezaba James Blake y allí estuvimos. Reconozco que tenía dudas sobre si su espectáculo era adecuado para un escenario tan grande como el Primavera, pero sorprende cómo un tío tan joven tiene ya tantas tablas. Iba alternando sus ya habituales temas pausados e intimistas con alguno de sus EP’s más dubstep como CMYK y algún tema de Overgrown su nuevo disco, lo cual se agradece para que no pecara de excesiva languidez. Viendo la trayectoria de este chico, los discos que hace, los EP’s cambiando de estilo y lo bien que actúa en directo no queda más que frotarse las manos y esperar cada nueva referencia suya como agua de mayo.

Una vez finalizado el concierto de Blake todo el mundo ya tiraba para el escenario Heineken, y es que ahí empezaban a tocar en poco rato ni más ni menos que Blur. Todo lo que esperas de un grupo tan grande que vuelve a tocar en directo, así se puede resumir lo que hizo Blur. Empzaron fuerte, con Boys & Girls, y sus grandes temas fueron cayendo uno tras otro. Desde Coffie & TV a Tender, acabando con Song2 o la majestuosa The Universal. Un concierto que los fans recordarán muchos años.

Tras Blur llegamos al concierto que más esperaba de todo el festival. Siempre me he declarado muy fan de todo lo que haga la Dreijer, sea en solitario o en alguna de sus múltiples colaboraciones con Royksopp, pero un directo de The Knife puede ser cualquier cosa y ayer tocó la cruz. Varios bailarines con ropa rara, temas pregrabados y más de show visual que de directo de toda la vida. Salvo algunos temas como Ready to lose en los que Karin si cantó, el resto fue de quedarse esperando a que pasara algo. Y no pasó. Algunos lo consideran brillante, yo lo considero decepcionante. Una lástima porque los suecos son muy difíciles de ver y ayer se perdió una buena oportunidad de hacer algo grande. Una noche más empezamos muy bien y la cosa acabó regular. Sábado, último día, Apparat en el Auditori a las 19.30 de la tarde con su último disco bajo el brazo. Hay que tener en cuenta la propuesta de Sascha Ring con Kring und Frieden, que es una banda sonora para la obra de teatro Guerra y Paz. Si él mismo reconoció que sería un disco raro ya vas doblemente avisado. Aún sabiendo lo que nos íbamos a encontrar, y salvo por temas como Lighton que son algo menos pausados, no aguantamos hasta el final porque entre el cansancio acumulado y lo oscuro del Auditori (apenas se veía a los músicos en el escenario) nos estábamos durmiendo. Ni siquiera las proyecciones en tiempo real que iban haciendo en un lateral del escenario dos personas llamaron demasiado la atención.

Tras ésto nos tomamos un descanso hasta Wu-Tang Clan. Todo un misterio saber con qué formación se presentarían, pero al final sólo hubo que lamentar que no estuvieran Method Man y Raekwon. Sonaron temas como C.R.E.A.M. y Gravel Pit, imperdibles, y muchos otros de su Enter The Wu-Tan (36 Chambers). Cayeron un par de covers divertidos, sobretodo el Come Together de The Beatles, y no pararon de animar al público. Hubo momentos de recuerdo para Ol’Dirty Bastard, fallecido el 2004, con los mecheros (o móviles) al aire, y otros para reivindicar la figura del DJ más tradicional alejado de los portátiles. Ésto último vino acompañado de una lección de turntablism en la que acabó escracheando con los pies. Una virguería y una vacilada en toda regla. 

Llegó el momento de ir al escenario Pitchfork, que suele ser donde más artistas de electrónica actuaban esa noche. Era el turno de Dan Deacon, un tipo que podría pasar perfectamente por tu cuñado si no fuera porque está como una auténtica cabra. Grande, con barriga, calvete y con unos tejanos y una camisa a cuadros, un auténtico showman organizando al público para que baile mientras él, acompañado de dos baterías y un teclado, iba dando las instrucciones pertinentes. El show duró poco, y luego se dedicó a lo suyo: psicodelia electrónica de ritmos rápidos y vocales distorsionados, con una intensidad de agradecer a esa hora de la madrugada. Si no hubiera coincidido con Nick Cave habría atraído a mucha más gente, sin duda.


Tras un descanso llegamos para ver un par o tres de temas de Liars. Desconozco bastante sus anteriores trabajos y como estarán por el Sonar 2013 me reservo para verlos con más calma ahí. Así que esperamos un rato hasta que montaron las luces para Scuba, que este año venía en formato Live tras haber sacado un auténtico discazo como como es Personality el año pasado. Es probable que en este formato el disco se disfrute menos por las constantes interrupciones rítmicas, pero aún así estuvo bien. Personalmente me quedo con el momento The Hope, que es mi tema favorito del disco. Al final tiró más hacia temas más cercanos a la bass music británica, con baterías rápidas y líneas de bajo fuertes, estilo jungle. El siguiente era The Magician, antiguo compañero de Vito de Luca en Aeroplane. Se esperaba un set divertido y sin muchas pretensiones, lleno de hitazos de música house con toques funk y disco como siempre le gustaron a Fasano, y no falló. Desde auténticos rompepistas como Reverse Skydiving de Hot Natured hasta el ya trillado Get Lucky (que algo más acelerado y con un buen bombo levanta hasta a un muerto) para poner la pista del revés. A esa hora ya no estábamos para cosas muy complicadas.

No llegamos a esperar a que acabara porque justo el lado, en uno de los escenarios más pequeños, estaban los barceloneses The Suicide of Western Culture. Cargan con la cruz de ser “los Fuck Buttons españoles”, y si el jueves tuvimos nuestra ración de distorsión y crudeza por parte de los británicos, hoy les tocaba cerrar a ellos. No decepcionaron, su segundo trabajo mejora con creces al primero y, además, rescataron los temas que hicieron de su debut un trabajo notable. Más peso en lo vocal, aunque igualmente filtrado y distorsionado por supuesto, que los Fuck Buttons. En comparación con ellos cabe decir que a pesar de lo similar de su propuesta los Suicide hacen una electrónica más luminosa en ocasiones, y es una gozada verlos en directo con todos sus trastos, aporreando el tambor en algunos temas y gritando desde el suelo micrófono en mano. Temas como El Cristo de la buena muerte de su segundo largo Hope Only Brings Pain son espectaculares en directo.

Y aquí acabó mi recorrido. Volví a pasar por el escenario Pitchfork donde estaba DJ Koze, pero después de lo que acababa de ver y oír su electrónica más suave no me entraba demasiado. Además, las piernas pesaban demasiado después de tres días de carreras de un lado a otro.

 

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Fotos y vídeos: Edu Pérez, aka Wymelev.
Edición: E&R.

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