Fort Romeau, lección de arte y profesionalidad

El brillante paso del británico por Mondo Disko

Mike Greene aka Fort Romeau fue el invitado del pasado jueves en el madrileño Mondo Disko. El londinense es uno de esos artistas que está teniendo un año para enmarcar con un espléndido segundo álbum, EP´s imperiales y remezclas llenas de buen gusto. Era normal que el club capitalino, que cada mes sube un poco más el listón con sus programaciones, tuviera en su rádar a un tipo como Greene. La pregunta era si en una fecha tan complicada, este artista tendría un reclamo con suficiente empaque más allá de los que conocen su carrera y se pueden permitir salir un jueves noche. Porque siendo francos, no es un nombre muy conocido dentro de nuestras fronteras y aquí sabemos que es peligroso para los bolsillos de los promotores salirse de lo que funciona.


Y es que la noche pintaba en bastos, no solo para Mondo Disko, sino para cualquier fiesta organizada en jueves. Un fin de semana por delante de tres días en el que, además de las consabidas escapadas fuera de Madrid como cualquier hijo de vecino, había que sumar una gran cantidad de ofertas lúdicas no solo en Madrid sino en el resto de España (macrofiestas, festivales etc). Eso influyó en cuanto a la asistencia de un público que ocupó gran parte de la pista de la Sala Cocó sin ningún momento de sensación de agobio, sin ir más lejos hubo mucho más afluencia el sábado con Pional. Al entrar a primera hora tan solo estaba un pequeño y alegre grupo británico y poco más. La gente entró muy a cuentagotas y los allí presentes en su mayoría tenían unas caras de estar más por la inercia de Mondo (voy a X sitio porque es el lugar del que todo el mundo habla) que por el artista en cuestión. Y esto, que podría ser una desventaja, Fort Romeau lo convirtió en virtud porque no hay nada más provechoso que ganarse al personal que no te conoce a base de talento y saber hacer en cabina.

Mientras que la sala cogía color a un ritmo lento, en cabina estaba Javi Redondo como residente de pleno derecho de Mondo-Disko liberando de esta tarea a Gerardo Niva en días concretos. Y la mejor noticia que le podía pasar tanto a Mondo como a Niva es encontrar a un residente que sabe adaptarse a su papel. Con Redondo lo han encontrado y con creces. Este Dj no solo conoce a la perfección la escena madrileña como responsable de la sesión Sport, sino que es un productor reclamado por sellos como Correspondant, por lo que a su inteligencia en la selección se le une buen gusto a la hora de pinchar. Y eso es exactamente en lo que se puede resumir el warm-up de este señor. Supo ir de menos a más. Hace un año sería inconcebible pensar que los ritmos rotos y breaks y elementos dub dominaran en este club. La primera hora de Redondo fue por esos derroteros para luego ir a un House de cadencia suave sin exigir mucho mucho a los que gustan entrar antes de las 3 de la mañana a un local. Gano la partida por sugestión y seducción. Y cuando le tocó cerrar la noche demostró que no tiene problema ninguno en bajarse al barro y dar lo que se necesita a esas horas: fiesta pura y dura.


Con su impoluta camisa blanca Fort Romeau apareción en cabina con una maleta cargada de plásticos. Redondo le había dejado la pista a punto de caramelo y Mike Greene recogió el testigo y puso un plus más de intensidad. Lo que muchos desconocen es que el británico estaba en pleno proceso gripal y pasó las de Caín, motivo por el cual a las dos horas ya estaba buscando desesperado el relevo para marcharse ipsofacto al hotel para descansar. Pero en ese tiempo dio toda una auténtica lección de profesionalidad y de arte sobre cómo hacer las cosas en cabina.


La sesión fue totalmente improvisada. Solo había que ver su cara y sus movimientos a la hora de rebuscar vinilos. Ver ese caos, que en su mente tendría algún sentido, era un tremendo espectáculo. También utilizó archivos digitales en momentos determinados (alguna promo y algún tema clásico). Sin apenas fallos técnicos y con unas transiciones largas ecualizando con una elegancia tremenda, Fort Romeau no paró de tener actividad en sus mezclas. Siempre he defendido que los grandes Dj´s son los que saben sufrir en cabina porque van a pecho descubierto. Este es uno de ellos. Y las caras de me da igual que pinche Paco o Pepe, se fueron transformando en unas de "¡Joder! ¿quién es este tío?". Y eso solo se consigue con talento innato.

Nada más comenzar optó por caminos Houseros con altas dosis de jackin' para que el motor de la pista no se calara. Y a raíz de ahí fue por lo que le iba pidiendo el cuerpo. Lo mejor de su set de dos horas es que no solo sorprendió a los que no le conocían sino a los que sabemos de lo que es capaz. Puedo decir tranquilamente que más del 90% de temas que puso no tenía ni la más remota idea de sus autores. Algunos sí, como 'Chord Memories' de Shan, '88' de Bodhi, 'Room 207' de Moomin o su gran pelotazo 'Saku'. Salvo esos cuatro y los maravillosos 30 minutos finales donde sacó su ramalazo más british con LFO, The KLF y New Order, no puedo dar muchas más pistas de un set ejecutado con maestría y precisión desde la artesanía y la improvisación. Conexión total.


Aunque posiblemente, y en líneas generales, el paso de Fort Romeau no dejen huella como una noche de las que se recuerden por el éxito de la misma, sí fue de las que crean culto y cultura de club. De las que cimentan una escena y puede que marque a alguno de los que la disfrutaron. A mi me deja con la duda de lo que puede ser capaz este hombre si hubiera estado físicamente al 100%.

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Fotos y vídeo: E&R

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