Una noche romántica en París

Por Ester Galiana


El pasado viernes 9 de octubre pisé por primera vez la ciudad del amor. Durante esa misma semana previa, estuve estudiando un poco las posibilidades que ofrecía la capital francesa para inaugurar las noches de mi estancia. Después de barajar varias opciones, nos quedamos con Concrete, un club a orillas del Sena que esa noche prometía buen Techno con poderosos sets y un par de lives. Para quien no sepa nada de esta sala hay que decir que es uno de los lugares europeos más en boga en la escena electrónica –que incluye división discográfica- en el que está prohibido que sus asistentes puedan tomar fotos y vídeos** con sus dispositivos móviles. Sigue la máxima: lo que pasa dentro de Concrete ,se queda en Concrete. ¿Cómo no van a seducirnos este tipo clubes con ese halo de misterioso a la par que hedonista?


La noche empezaba pronto, a las 8 de la tarde, y nosotros, que somos animales de costumbres, nos saltamos un poco los preliminares de la sala. Cuatro horas, de 8 a medianoche, fueron las que estuvo en funcionamiento la WoodFloor, terraza superior de Concrete y entrada. En esta estuvieron Primitive y Herrmann, mientras que un poco más tarde y simultáneamente, en el interior del club empezada a calentar el ambiente Vincent Vidal a las 11, al que tampoco llegamos. Nuestra llegada sucedió más bien sobre la 1:30 de la madrugada, donde pillamos el final del set del siguiente artista, Terdjman.

Las primeras impresiones de Concrete fueron que estábamos ante un club bastante demandado, lo adivinamos más que nada por la longitud de la cola. El personal era bastante simpático, y tras una entrada rápida (incluyendo registro) accedimos a las escaleras que llevaban a la terraza de la parte superior. Cruzando esta, llegabas a otras escaleras que te bajaban a la sala en sí, y donde siempre había alguien del club que se aseguraba de que nadie se detuviese en la interfase entre los dos ambientes y creara tapón (otro +1 a la organización).

Ya en el interior, la cosa se volvió más techno. Una sala muy oscura, y llena hasta los topes. Wcs con colas preocupantes, pero también con personal de la sala controlando. Barra bastante despejada, si te parabas un poco a mirar al público te dabas cuenta de que no necesitaban alcohol precisamente.

Aunque al principio se pasaba un poco de agobio, el final del live de Terdjman me colocó en el ambiente e hizo que se me olvidara un poco la gente. El francés puso tracks de Techno conciso y con energía. Quizá demasiada para nosotros, que acabábamos de empezar la noche, pero adecuada para el nivel que llevaban el resto de asistentes.

Este daba paso a la protagonista femenina de la noche, Helena Hauff, la que demostró por qué se ha hecho un hueco en el panorama internacional. La alemana se cascó un set muy motivador, elegante y bien cohesionado que no se dejó eclipsar por algún que otro problema de sonido. Con actuaciones así no es de extrañar que la gente de Werk Discs la tengan como punta de lanza.

Y después de su despliegue, le tocó el turno al segundo live de la noche, el de X1000. El francés fue el descubrimiento de la noche, gracias a una sesión apenas sin fallos y algo más tranquila, que te invitaba a observar más que a bailar.

Abajour, el encargado de cerrar el club, fue más una decepción y una maravillosa excusa para que el público iniciara poco a poco el éxodo hacia la terraza, donde un servicio de pizzas invitaba a cerrar la noche con el estómago lleno. Y así es como terminaba el primer acercamiento a la noche parisina, con las primeras luces de la mañana iluminando los rostros de los asistentes a este mágico club a orillas del Sena. Aunque la escena puede que no sea tan romántica como suena fuera del ámbito clubber, os lo podéis imaginar.

**Obviamente tenemos fotos y vídeos, menudos somos nosotros para eso, pero por respeto a la organización nos los quedamos para nuestra privacidad.
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Ester Galiana en Twitter (@EsterGaliana) y en Instagram (@estergaliana)

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