Secretsundaze, la versatilidad musical hecha line-up

Por Alba Nogueira y Alejandro Rodríguez

La primavera de ciertos tintes invernales nos daba tregua y traía consigo un verano que, asomaba unas temperaturas idóneas para disfrutar de la magnitud de un evento al aire libre como el que se nos avecinaba. Este año los británicos de Secretsundaze se mudaron con toda la increíble tropa que más que seguirles, les acompaña, al Poble Espanyol. Asentándose como venían haciendo hace unos años en la Carpa colindante a la zona de picnic y/o merendero del propio emplazamiento de corte medieval.


Vistosos globos amarillos nos daban la bienvenida a un escenario, donde soportar el calor y bailar como si no fuese a amanecer no iban a ser inconvenientes entre sí. Debido a lo caótica que se tiñe la ciudad Condal en esos días, nos perdimos con toda nuestra pena a Lakuti, de quien hemos escuchado y oído muy buenas referencias.

Tras ella llegaba una de las actuaciones más esperadas de tan suculento line-up, el b2b entre Funkineven y Byron the Aquarius, algo que se auguraba como épico -puesto que el pasado año Funkineven se marcó, quizá, uno de los mejores sets que presenciamos en la pasada Off Week junto a Marcelus Pittmann- pero que esta vez, a causa de inconvenientes externos, problemas de aerolíneas, quedó en un grato intento. El primero de éstos no llegó a tiempo para su set. No obstante, el de Alabama supo obnubilar aquella ausencia, calentando una pista que tímidamente se animaba, en parte, a causa de la pronta hora.

Como un guiño inconsciente a sus raíces optó por un ritmo de la sesión muy orientado al chicago house, con referentes como Mike Dunn, de quien por ejemplo puso temas como 'Move it Work it' y 'Coal Mine'. Un estilo y selección que casaba perfecto con la media tarde. Aunque en cierto modo, el público, no le hacía demasiada justicia. Y eso que también hubo cabida para temas más pisteros, que parecían aguardar un doble sentido como 'Get Up Everybody' de Byron Stingly o sonados como el 'Deep Inside' de Hardrive, del mítico sello Strictly Rhythm.

De una u otra manera, Byron the Aquarius demostró una vez más que está a la altura de cualquier momento e incluso inconveniente que se le presenté, a la hora de ponerse a unos platos y deleitar con su gusto musical a cualquier afortunado que decida escucharle, sentirle. 


Tomaron el relevo con elegancia los anfitriones de uno de los festivales que más se encuentra en el punto de mira de los clubbers y adeptos más exigentes del género: Dekmantel Soundsystem. Un dúo muy particular lleno de contrastes entre sí, en el sentido de que técnica y selección, aquel día, discurrieron por caminos algo diferenciados, dando incluso la impresión de ver a Casper algo más suelto. Al igual que, por otro lado, dicha simbiosis era todo un enriquecimiento para los oídos. Daba pie a jugar con diferentes estilos, cincelando atmósferas paralelas pero que, en la mayoría de las mezclas se compaginaban bien. Como una contienda de espíritu sosegado, donde ambos daban lo mejor de sí.

Poco a poco, tanto el rumbo de la sesión como la afluencia de público iban in crescendo, sacando a relucir los dinámicos sentimientos de un público que era incapaz de dejar de bailar ante temas tan atractivos como 'Don’t Stop Your Love' de Booker T. Jones.


Tras el duelo musical entre Thomas y Casper, dio comienzo el que quizá fuera el set más esperado por muchos de los asistentes: el gran Antal. El Co-Fundador de la mítica Rush Hour subió a la cabina destacando por la sencillez que desprendía, desde su ropa cómoda y simple (camisa, calzonas y chanclas) hasta sus gestos tranquilos. Podía intuirse ya desde los primeros minutos que su sesión iba a ser un viaje a través del tiempo y de los géneros. Comenzó con los ritmos africanos del gran de Sammy Massamba para ir fundiéndose poco a poco con ritmos cargados de melodías más propias del funk. Cuando parecía que todo iba a ir en esa línea, a los poco más de 35 minutos de set rompió totalmente con un tema de techno con mucha pegada que hizo dar saltos hasta el último de la pista, y sin darnos cuenta se sacó una mezcla de la manga que enlazó perfectamente ese ritmo agresivo con el estilo de los anteriores como el edit de Gerd Janson & Shan del mítico 'Heaven' de los Gibson Brothers.

Casi de manera cíclica repitió esta fórmula con la que demostró ser un experto a la hora de controlar los tiempos y las emociones. Entre otros tracks a destacar cabe mencionar el 'Submission Women Beat Their Men (Cevin's Peak Hour Dub)' o 'Bassekou Kouyate Jama Ko (Masalo Blueprint Version)' Quizá echamos de menos ver alguna joyita en forma de 7” de esas que tiene guardadas en una de las bibliotecas musicales más completas de todo el mundo, pero sin duda, fue un gusto y un privilegio recibir en primera persona una clase magistral de tal calibre.


Joy Orbison parecía que iba a tener una tarea muy difícil, pero en ningún momento dio sensaciones de inferioridad con su predecesor. Y es que, aunque no lleve los años que Antal, el británico es uno de esos artistas que no falta en las listas de “selectores”. Su set fue testigo del atardecer, con lo que el número de bpms y sonidos electrónicos así como eclécticos y elocuentes fueron subiendo gradualmente. Hasta adentrarse en una noche de indudable jolgorio a la que puso el punto de calidad.

Orbison, además, recientemente lanzó su último EP con la colaboración del saxofonista y amigo Ben Vince para Hessle Audio. Una viva muestra de la versatilidad musical de la que es capaz de cubrirse. Aunque echamos en falta escucharla en directo. Sin embargo, el resto de su sesión fue otra demostración más de que talento y gusto musical es lo que no le falta. Conduciéndonos al edén a través de temas houseros y disco, pero también algunos de corte latino. Allanando así el terreno para los jefes de tan agradable velada.

Secretsundaze se presentó con cuatro maletas de discos por banda, y unas descomunales ganas de clausurar un evento con broche de oro, a toda vela, el dúo británico, que se mostró igual de cercano con sus allegados, como con el público, donde se sumergieron de lleno en varias ocasiones durante alguno de los otros sets. Nos brindó, a modo de montaña rusa con iniciativa y decisión, una sesión únicamente a vinilos, que dejaba bien claro la colección de los mismos tan repleta de joyitas que poseen. Con claras influencias a músicas del mundo, así como de otras generaciones. De tintes africanos, funky o soul como Zouk de T. Kolai. Sus rostros –sobre todo el de James- no dejaron un instante de esbozar aquella sonrisa tan característica que portan. Felices –imáginamos- del rotundo éxito que a lo largo de más de 10 horas cosecharon, y que tenían el placer de zanjar.


Comenzaron con un clásico, pero sobre todo un acierto de tema que obtiene siempre, muy buena respuesta. Perfecto para ir entrando en materia, pero sin distracciones: 'Cirque de Soul' del gran Kenny Larkin. A éste le siguieron tracks más ochenteros y funkies como 'Macumba' de Tantra o 'Bad Times (I Can’t Stand It)' de Captain Rapp. Pero también hubo hueco para algunos más houseros con bombo seductor y vocal embaucadora como el 'Hold it Down' de 4hero (Bugz in the Attics Co-Operative MIx).

Iban seleccionado al galope, debatiendo entre ambos con férrea complicidad y seguridad sobre qué disco era el idóneo para conquistar –sí, aún más- al público que desde horas tempranas se animó a dejar volar en la multiculturalidad musical un ánima ávida de gozo. Cerraron el colofón final inundando todo de color y buenas vibraciones, envueltas en un sentimiento de amor fraternal poco común en las fiestas de la península. 'Cascades of Colour' de Ananda Project proyecta muy bien esa idea, y fue con la que decidieron poner punto y final a otra noche para el recuerdo, tanto que ellos mismos a través de las redes han reconocido que sienten de aquel, su mejor set del año hasta la fecha.

Solo nos cabe añadir, que no dudamos un momento en que el año que viene será, al menos, igual de memorable. Y allí estaremos, una vez más, para comprobarlo. Pues los showcases de Secretsundaze nunca decepcionan. Ya no solo por la música, que sin duda es lo más importante, sino porque además el trato que recibimos por la organización fue magnífico, y eso, se quiera o no, contribuye en cierta medida a desear volver a beber de la magia británica. Simplemente, gracias. 

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