Route 8 y el disfrute del viaje

El húngaro presenta Rewind The Days Of Youth en Lobster Theremin 

 


Gergely Szilveszter Horváth es el productor húngaro que se esconde detrás de Route 8. Un artista descubierto por Lobster Theremin en plena eclosión del fenómeno LoFi House y que a la postre ha sido una de las figuras que mejor supo adaptar y variar su sonido crudo sin que fuera etiquetado dentro de la corriente de moda del momento. Y sus lanzamientos tanto en la etiqueta de la langosta como sus pelotazos en This Is Our Time (por favor, escuchen 'It's Okay To Dance') son buena prueba de ello. Lo curioso del caso es que un artista de estos mimbres hayamos tenido que esperar tanto para su debut en largo que llega precisamente en el día de hoy con Rewind The Days Of Youth que publica la discográfica inglesa. 

La historia de este álbum tiene su miga puesto que el material original del disco desapareció en el mismo momento en el que a Route 8 y al equipo de Lobster Theremin les robaron todas sus pertenencias en Detroit mientras estaban en su primera gira por Estados Unidos hace unos años. Por lo tanto, Horváth tuvo que empezar desde cero, la motivación está intrínsecamente relacionada por el concepto de disco que quiere y que conecta con una parte tremendamente personal del artista. 

Route 8 no es un alias al azar, es el nombre de la carreterá húngara que el productor recorre regularmente para visitar a su abuela. Ese concepto de viaje, en un contexto tan familiar y por lo tanto fácil de evocar emoción, es sobre lo que se articula y cimenta el sonido extremadamente variado de Rewind The Days Of Youth. 

No solo la estética sino la disposición de los temas tiene mucho de música para acompañarnos en un viaje que arranca con 'Departure', una relajante apertura totalmente ambient que no sabemos si nos mete en una cabina de una nave espacial. A continuación, con el mismo ADN futurista, en el tema que da título a la obra nos zambullimos en un terreno de un house reposado entre lo marciano y lo celestial que marca la pauta del disco donde aspectos del IDM más minimalista y el house más elegante se entrelazan constantemente con un predominio del segundo en la primera parte del disco. Eso se palpa en 'Bound Together' y 'Nowhere' que son producciones puramente house con la alargada sombra de Larry Heard como inspiración. El primero mucho más animoso y el segundo con un ritmo roto y un toque ácido que parece dibujar un atardecer en medio de la nada. Por si no te has dado cuenta que estamos en mitad de un viaje, Route 8 lo remarca al final del track como si estuvieramos bajando la ventanilla del coche mientras nos fumamos un pitillo en el arcén de la carretera. 

 'Interlude' marca el ecuador del álbum y supone un oscurecimiento del mismo. Continuamos viajando pero ahora entramos en la noche y en el misterio. El ritmo decae pero nos ofrece un juego de atmósferas hipnóticas y atractivas que nos hacen querer saber más. Esa curiosidad cristaliza en la interesante '4th Journey' un track ensoñador de ecos del pasado donde el discurso house se desvanece mientras planean ideas y sonidos más propias del IDM. La sorpresa salta con 'Tomorrow Comes Today' en la que sorprende a propios y extraños con un sonido mutante de todo lo que ha ido desarrollando anteriormente y que con la sugerente voz de la australiana Quals nos deja un tema que es puro amanecer. Y sabemos que ya hemos llegado a nuestro destino cuando retoma un delicado y emotivo ambient en 'Arrival'. Una forma círcular de completar y cerrar la obra dando consistencia y narrativa a la misma. 

Ya podemos descansar salvo los que no lo necesiten porque en la edición digital aún tenemos 'This Far', un acidísimo track pensado para bailar sin cortapisas donde se extrae un diálogo de Leslie Howard en la película de 1936 El bosque petrificado que dice "Supongo que estaba buscando algo en lo que creer. Por lo que valiera la pena vivir, por lo que valiera la pena morir ... y he llegado hasta aquí en mi viaje". Más apropiado imposible. 

En definitiva, Route 8 nos introduce con acierto en su mundo aportando algo diferente a lo que escuchamos en sus EP's previos pero sin perder su esencia y razón de ser. Un disco con mucha nostalgia que juega en su favor y que nos propone regocijarnos durante todo trayecto que realicemos tanto en un sentido literal como en una metáfora vital de la importancia de disfrutar tanto o más del viaje que del propio destino.

 

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