Aquasella 2025, el techno a su lugar

Por Albaklei


La vigesimoctava edición del festival de Aquasella se celebró entre el 14 y el 17 de agosto en Arriondas, Asturias, y los fríos e impresionantes números arrojan que más de 80.000 almas desgastaron zapatilla durante cuatro días en los tres escenarios de un evento que no para de crecer. Pero también quedó claro que, pese a los experimentos y las tendencias, el público pide techno de verdad, del que no da tregua, el que no necesita fuegos artificiales para brillar. Una esencia que el festival no pierde pero que a veces la industria puede hacer que se difumine con propuestas que son las que funcionan a un nivel más masivo.

Jueves: Cristian Varela, vinilos y BPM de bienvenida

El arranque no podía estar en mejores manos: Cristian Varela, que decidió abrir con un set más acelerado de lo habitual, dejando claro desde el primer momento que el festival no estaba para medias tintas. Entre mezclas de clásicos y cortes recientes de su repertorio, convirtió la apertura en una auténtica clase magistral de techno español.

De ahí pasamos a la crudeza de DJ Rush, que con sus patrones industriales y su groove desbocado convirtió la pista en una olla a presión. Muy cerca, la debutante Alexxandra sorprendió con un set sólido en el que destacó su propio tema Welcome to ninguna parte, confirmando que viene pisando fuerte.


El griego Stef Mendesidis llevó la intensidad al siguiente nivel con un live que rozó lo hipnótico, cargado de secuencias analógicas y percusiones metálicas que atrapaban sin compasión. Tras él, la colombiana Adriana López mostró su habitual pulso implacable, una mezcla de techno profundo y directo que preparó el terreno para el asturiano David Mallada, recibido como un héroe en casa.

El cierre de la primera noche corrió a cargo de Slim & Tarkano, un B2B donde los vinilos fueron los protagonistas. Nada de artificios: transiciones tensas, golpes secos y un viaje pensado para los que no querían abandonar la pista hasta el amanecer.

Viernes: calor, house refrescante y un cierre para la historia

El segundo día arrancó con un problema poco técnico y muy terrenal: el calor. Con el río convertido en improvisada piscina, la apertura de NiZ pasó algo desapercibida, aunque quienes aguantaron bajo el sol agradecieron su propuesta.

Con la caída de la tarde, Andrés Campo tomó el mando con un techno vibrante, abriendo paso a Estella Boersma, que supo leer a un público que pedía energía y la encontró en un repertorio cargado de texturas ácidas y vocales tensas.

La Carpa La Real ofreció uno de los momentos más comentados del festival: el B2B entre Ellen Allien y Tensal, que unió la experimentación berlinesa con el músculo asturiano. Sobre el papel es de estos B2B que no sabes si van a funcionar por la disparidad conceptual de ambos, pero el experimento resultó muy disfrutable. Tras ellos, Phara desplegó un live de altísimo nivel, con un sonido industrial que no dejó espacio para el descanso.



En un registro distinto, Chris Stussy aportó aire fresco con su house elegante, melódico pero con pegada, demostrando que el público del Aquasella también sabe bailar sin tanta dureza.

La anécdota del día llegó con Paco Osuna, que sufrió un corte inesperado en mitad de su set. Lejos de perder el control, salió del paso con una sonrisa y un regreso contundente que arrancó más aplausos que cualquier drop.

La recta final del viernes fue puro patrimonio techno: Ben Sims recordando por qué sigue siendo un icono; el B2B de Freddy K & The Lady Machine, que construyeron un set impecable a base de vinilos, oscilando entre el techno hard-groovero y la crudeza berlinesa con tintes industriales; y MARRØN, con su sonido minimalista y tribal que dividió opiniones, pero preparó perfectamente la pista para uno de los momentos más esperados: DJ Pepo.

Su cierre, como dicta la tradición, fue una oda a los 90. Reverdeció laureles para los más veteranos y explotó las cabezas de las nuevas generaciones con el icónico 'Three' de Player. Brazos en alto y camiseta volando como marca registrada de la casa. Unos volvieron a los earlies 00's y otros a su mítico cierre de 2010. 15 años después ha vuelto a crear el momento más viral del festival. Nostalgia pura para quienes llevan décadas viendo a Pepo cerrar como solo él sabe hacerlo.



Sábado: 22 horas de techno en vena

El sábado fue la verdadera prueba de resistencia: casi 22 horas sin pausa. La jornada arrancó con Yanamaste, que desplegó un techno energético, casi marcial, seguido de un B2B demoledor entre Salomé y SPFDJ, con un hard techno cargado de distorsión, loops vertiginosos y transiciones que rozaban el caos controlado. Uno de los sets más recordados del festival.

La aparición de Jeff Mills fue un momento de respeto absoluto. Con su aura de leyenda, construyó un viaje lleno de percusiones futuristas y atmósferas espaciales que solo él sabe conjugar donde su TR-909 juega un papel fundamental. La esencia del techno proviene de Detroit y así se  demostró una vez más. Sin colorantes, ni conservantes. Tras él, Óscar Mulero puso la casa patas arriba con un sonido oscuro y profundo que es su firma. Se mostró tan mental como implacable. Sin concesiones, sin luces de colores que distraigan. Por algo es el gran tótem y posiblemente la figura más respetada del techno que ha dado este país a prácticamente todos los niveles.



El live de Funk Assault se vio afectado por la ausencia de Chlar, que no pudo volar al festival, pero Alarico se encargó de mantener el nivel con un set robusto que terminó incluso con un guiño a la dupla original.

Ya de madrugada, Héctor Oaks aportó esa crudeza con tintes rave que engancha. El madrileño también ha tenido su momento viral porque continúa sacando rédito de su mezcla del 'Poem Without Words' y 'La Línea de la Vida'. Sabe que la gente lo está esperando y se lo da. Lo hizo el año pasado y lo hizo en 2025. Si algo funciona ¿para qué cambiar? Es el otro gran momento que ha alcanzado viralidad apabullante. Podría haber sido el cierre perfecto pero aún quedaba una de las más esperadas para tal menester: Indira Paganotto. 

Como ocurrió en Monegros, la canaria ofreció una sesión, más cercana al psytrance y con tintes mainstream, y al igual que en el desierto oscense, dividió opiniones al tener que cerrar otro de los grandes festivales electrónicos del país. Para algunos fue la subida de adrenalina perfecta, para otros un desvío del camino que el público pedía al festival.

En paralelo, Essan puso el broche underground con un hard techno corrosivo que dejó claro que el relevo generacional está en marcha. Su cierre fue una de las declaraciones más fuertes del Aquasella: el techno duro tiene casa aquí.




Domingo: el after que ya es religión

Si alguien pensaba que el domingo sería día de descanso, se equivocó. Lo que en otras ediciones era un extra se ha convertido ya en tradición. Este año el after fue un éxito absoluto, con más asistentes que en 2024.

Alain Fanegas, Chanin y Luxi Villar fueron calentando motores antes de dejar la cabina al B2B de Carlos Pérez y K-Style, que firmaron un cierre intenso, cargado de groove y de ese techno nacional que conecta con la esencia del festival.

El ambiente fue casi de festival paralelo: la pista llena, sonrisas de cansancio y la sensación compartida de que, aunque las piernas no dieran más, nadie quería que terminara.


Conclusión

El Aquasella 2025 ha dejado claro que, más allá de los nombres, el público pide techno en su estado más puro: contundente, oscuro y sin adornos innecesarios. La nostalgia de Pepo, la lección de Mills, la contundencia de SPFDJ, la maestría de Mulero, la energía de Sims o el descaro de Essan fueron los momentos que marcaron un año donde lo esencial volvió a pesar más que lo accesorio.

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