Nina Kraviz, torbellino en Deep

La siberiana realizó un set de tres horas y media en Madrid, un viaje desde el house al techno que conquistó al público

Cuando un servidor escuchaba el nombre de Nina Kraviz le venía a la mente la imagen de una productora de E.P´s apañada y una vocalista sugerente (a su "Moses" o I´m gonna get you"  me remito) con aptitudes y actitudes para la música electrónica. Pero ser una cara bonita y que su procedencia sea tan exótica, su ciudad es Irkutsk en medio de la estepa siberiana, me hacían verla como un hype hinchado y sobrevalorado. Su primer L.P, publicado este mismo año, ya me puso alerta de su talento al combinar deep-house con ambient. En Nina Kraviz (Rekids) ha hecho un trabajo suave, versátil, reconocible y que transmite emociones no solo con su voz (omnipresente en todo el disco). No es una obra maestra pero es un gran debut de una artista seria. Hace mes y medio pudimos comprobar en Klubbers Day sus habilidades en cabina. Eso me hizo llevar la palabra sobrevalorado a la papelera de reciclaje de mi imaginario. Tras volver a comprobar el pasado martes en Deep como se defiende tras los platos en un set largo he pulsado el botón de borrar.


Pero antes de volver a entrar con la siberiana hablemos de los prolegómenos de la noche en Deep. La sala Cocó volvió a acoger a la mítica sesión que tan buenos momentos nos dio en El Divino hace más de 10 años y que a pesar de su rutilante existencia tras aquellos tiempos sigue siendo un referente de las noches en Madrid. Y hablar de Deep es hablar de su residente JL Magoya. Allí estaba él con una pista que empezaba a coger color y animándose a base del House de toda la vida. Del que tiene groove y del que hace bailar al más pintado. Y cuando digo del de toda la vida me refiero a que sonaron clásicos como el "Muzik X-Press" de X-Press 2 por ejemplo. A partir de ahí fue coser y cantar. Rítmico y tribal, Magoya se ganó a un público bastante adulto. Había poca gente que no bajara de los 23-24 años.


Tras el warm-up llegó el turno de una Nina Kraviz con nuevo corte de pelo y enfundada en un traje palabra de honor azul. Muy mona ella fue recibida entre muchos aplausos y no sería la única vez que a los asistentes les dolerían las manos de aplaudir puesto que los allí presentes no sabían lo que nos tenía deparada la larga sesión de la siberiana. Sí, empezó recogiendo el testigo de Magoya y su house empezó a virar a terrenos más electrónicos y menos primarios. Comenzó a sacar un repertorio de latigazos de bombos pesados y vocales sanadoras.


Y mientras mezclaba indistintamente con cd´s y con vinilos (aunque predominó lo primero) también caía algo de su propia cosecha como su hit "Ghetto Kraviz". Todo esto acompañado de sus bailes en cabina. Existen vídeos en los que sus contoneos parecen tener más relevancia que su música. Aquí por suerte no. Se lo gozaba y daba espectáculo pero de una forma sobria y con concentración absoluta buscando y rebuscando el siguiente tema a sonar.


Sin darnos cuenta, y con temas ácidos que comenzaban a cruzar la frontera del house al techno llevábamos prácticamente una hora de sesión. Nina Kraviz demostraba personalidad en cabina. Ejemplo: Una chica se sube encima del escenario a decirla algo insistentemente, no sabemos el qué ni el tono. Con un par de ovarios bajó el fader dejando la sala sin beats. Abucheo monumental para la espontánea y delirio instantáneo cuando el bombo volvió a retumbar a voluntad de la siberiana. Y cuanto más corría el reloj más se recrudecía el ambiente de una sala colorista con los tonos detroitianos y techneros de factura berlinesa que mezclaba la protagonista de la noche.


Pasadas las dos horas y media de set, el cansancio le empezaba a hacer mella. Cada vez hacía menos bailes y era más frecuente verla hacer correcciones (bastantes imperceptibles) en las mezclas, aunque eso no evitó que tuviera una cabalgada bastante notable, lo que indicaba que al menos el set era real. Eso, y algunos momentos en los que bajaba el pistón fueron sus únicos lunares a nivel de técnica. Son los riesgos de los sets largos, no siempre se puede mantener una intensidad constante durante todo el tiempo, salvo que te llames Garnier.

Lo que siempre tenía era un gesto cómplice para todo aquel que le mostraba respeto y cariño. Su rostro se torcía cuando había algún pasado de tragos, que los hubo, incordiando. Uno de los momentos más divertidos fue cuando descubrió que en uno de los temas que estaba pinchando había un sonido extraño que no debía estar ahí. Hasta que descubrió que se trataba de un tipo que llevaba una bolsa llena de instrumentos de percusión que animaba a su manera- y sin perder el ritmo- la noche. Sorprendida y entre risas miró al animoso percusionista improvisado, que llevaba así prácticamente desde el set del residente.

"Nina (torbellina) Kraviz"

Antes he mencionado que, a pesar de sus coreografías, estaba concentrada en su película sonora creyéndose lo que ponía. Hubo un instante en el que en el bajón de un tema brutal la gente no se reprimió y comenzó a aplaudir y a vitorear el trabajo que estaba llevando a cabo Kraviz. El que suscribe se quedó con cara de asombro porque hacía mucho tiempo que no veía algo así en pleno set. La rusa también estaba embriagada por el detalle y lo agradeció con una sonrisa mientras daba las gracias con timidez por lo inesperado de la situación. Lo normal es haberse dado un baño de masas, manos arriba, corazoncitos y caldear aún más el ambiente. Y hete aquí cuando en vez de tomar ese camino fácil de aquí paz y después gloria comenzó a hacer gestos a los presentes como pidiendo menos ruido y se pararan a escuchar ese bajón que estaba sonando como diciendo: "Muchas gracias pero dejad de aplaudirme y atentos a esto que os va a poner del revés". Eso es actitud y no lo que vende otra gente.


Habían pasado las 6 de la mañana y tras un viaje que empezó con house y parecía terminar con techno en una travesía de etapas con momentos de mucho groove y otros más oscuros y fríos; la invitada decidió refrescar el ambiente con temas vocales de reminiscencia soul y disco para rematar la faena. Diversión hedonista para vernos las caras con las luces encendidas. Cuando se paró la música la gente pidió un tema más que se hizo esperar mientras Kraviz rebuscaba en un caótico montón de cd´s. Lo puso, un track de calado bastante rítmico y electrónico en contraste con los anteriores, lo bailamos y se acabó lo que se daba. Mientras unos se iban a casa se veía a Nina haciendo gestos de tener los oídos dolorosos y saturados. Unos cuantos admiradores se apiñaban en la cabina para conseguir una foto con la dj. Y ella, a pesar de que los porteros se apremiaban en despejar la zona, se sacó instantáneas con santa paciencia y buena cara con cada uno de ellos.

Con el trabajo bien hecho y correspondiendo el cariño mostrado por la gente, ahora sí, los regidores de la sala podían comenzar a limpiar los restos que había dejado el torbellino Kraviz en Madrid.

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Fotos y videos: Electrónica & Roll

Comentarios

Diego M. ha dicho que…
Increíble, conocía el trabajo de está señora, pero nunca he podido verla detrás de los platos, gracias a está rewiew veo que la tia es una fiera de la estepa, que bailes se marca la tia.

Por cierto alguien sabe el primer tema que suena en el segundo video empezando por arriba.

Pd. que envidia os tengo a los del centro...
Natch ha dicho que…
Gran review para lo que parece fue una gran sesion. :)
Sergio Bifeis ha dicho que…
Si os digo la verdad no me esperaba un set tan largo. Su desarrollo musical fue bastante bueno con esa guinda disco para cerrar. Musicalmente muy seria y muy berlinesa.

Lo de los temas que suenan en los videos, ni idea...