Paga lo que quieras, la iniciativa de Eme Dj

La popular Dj hará una fiesta de acceso gratuito donde los asistentes serán los que le paguen el bolo, o no ¿estamos preparados para eso?

Llamativa propuesta la que llevará a cabo Eme Dj, y que está levantando cierta controversia en el gremio diyeistco, para el próximo 14 de febrero en la Sala Pícaro de Toledo. Se trata de una actuación donde la entrada es gratuita ya que no se cobrará por el acceso. La Dj no recibirá un euro en base a un precio pactado con anterioridad, ni irá a lo que se saque en taquilla (obvio si la entrada es free) y ni siquiera recibirá sus emolumentos de un porcentaje de caja que se haga en barra (la fórmula que algunos promotores suelen utilizar para pagar al dj de turno en locales de acceso gratuito). El que decidirá de forma libre si Eme Dj debe cobrar, y cuánto, será el propio público asistente con sus "propinas". Una relación poco ortodoxa entre el dj y el público, aunque no desconocida en otros entornos, ya que hay artistas que ofrecen conciertos gestionándolos de esta forma.


El aporte económico de los asistentes tendrá recompensa si se supera la cantidad de 10 euros, ya que se llevará un poster de “Giant” el primer EP de Eme DJ firmado y dedicado. También habrá pegatinas como incentivo para el que participe y pase por la hucha de la cabina.

La idea por si sola es muy loable pero no está exenta de dudas y controversia. Que el promotor no pague el caché, ya sea mucho o poco, del artista y dejarlo todo en manos del público abre varios debates. Muchos Dj´s están poniendo el grito en el cielo en sus redes sociales por el mero hecho de lo que supone pinchar gratis, interpretándose como una devaluación más (y van…) de la profesión. La total falta de seguridad para que una persona cobre por su trabajo ya sea bueno, malo o regular; no hace ninguna gracia a Dj´s que sí exigen su caché a la hora de actuar. Por eso se ve el experimento de Eme Dj como una especie de competencia desleal rozando la mendicidad al apelar a la buena voluntad del público, en el caso de que le hubiera gustado la actuación.

Y es que si actualmente hay poca seguridad a la hora de cobrar por el trabajo principal que se le presupone a un Dj, no me quiero imaginar la cara de felicidad del promotor con ganas de reducir aún más costes cuando alguien (principalmente desconocido y dentro del ámbito local) vaya a pinchar a su fiesta: "Oye hazme de RRPP y brasea a tus contactos (en persona o vía redes sociales), ponme unos discos y ya si eso que te pague el público en pista", una frase que no veo tan descabellada en los tiempos que corren y que ofrece infinitas posibilidades a malos pagadores y dj´s con hambre de actuar al precio que sea en cualquier club para darse a conocer.

Pero vale, aceptamos esa condición dejando a los asistentes ser los jueces de tu talento. Imaginanemos que por alguna razón encontramos una sala hasta arriba, y aquí hemos de ser sinceros, ¿alguno cree que el público medio está suficientemente capacitado para valorar el trabajo que hay detrás de un tipo/a que mezcla discos, cd´s, files o warpea con Ableton? No dudo que el seguidor habitual de Eme Dj no la apoye en directo dejando su aportación, pero ¿y ese variopinto público que llega de rebote a la sala encontrándose con un Dj del que no tiene absolutamente ni idea sobre quién es y ni siquiera sabe qué tipo de música pincha? ¿En realidad pensáis que esa gente, aunque conozca la propuesta y hayan bailado como posesos, colaborarían con, yo que sé, tres euros; antes de pedirse una copa por cinco en el caso de que los tuvieran? Lo ideal sería que sí, que aportara sus dos euros y se tomara una cerveza por tres. Pero vivimos en un país que desgraciadamente no tiene esa concienciación a nivel de club a la hora de apoyar un artista en circuitos electrónicos.

Del mismo modo que es muy injusto que figuras bien posicionadas en el mercado (ésto es que tengan una agenda repleta de bolos) cobren pastizales por ofrecer sets y/o espectáculos más propios de un circo; es muy temerario que el público valore in situ de forma monetaria el esfuerzo y ejecución en sesión del Dj de turno, porque aquí entrarían mil variables. Sabemos que no es lo mismo el que se deja todos los meses una pasta en vinilos (o compra de archivos wav en portales digitales) buscando producciones y mezclas arriesgadas; que el que mezcla en soporte digital a dos canales usando Sync y utilizando tracks descargados de Zippyshare basados en cualquier Top y que se sube al carro por la moda. Pongamos que ambos hacen que baile hasta el apuntador, aunque uno lo haga con un trabajo de búsqueda y práctica previa, y el otro lo haga con la ley del mínimo esfuerzo. El primero aportaría mucho más artísticamente hablando; y el segundo ofrecería un trabajo totalmente efectivo aunque tenga una dudosa ética que para la mayoría pasaría desapercibida. ¿Qué criterio usaría el público, teniendo en cuenta que no fuera muy experto en la materia, a la hora de apoyar a uno y a otro con su dinero? Yo lo tendría claro, el que tenga la fotos promocionales más molona en su Fanpage de Facebook o el que sea más simpático en Twitter, se llevaría la palma.

En ciertos ambientes muy underground de la escena electrónica, el sistema de donativos funciona, o funcionaba, por ejemplo en ámbitos de carácter más rave//free party. Pero claro, hablamos de propuestas donde la gran mayoría de los asistentes tienen plena conciencia de dónde están (aunque no conozcan el cartel, ni a los artistas) y saben que si quieren volver a disfrutar de esa forma de entender la fiesta deberían al menos colaborar con una pequeña ayuda. Pero el ejemplo de una Rave, que se suelen celebrar en lugares poco comunes (ya sea en medio del campo, en un túnel o en un inmueble abandonado) y son organizadas por colectivos donde sería muy raro que sus integrantes vivieran profesionalmente de la música; no se puede comparar con un club donde un señor lleva un negocio y vive de él. Lo primero es una idea romántica que se hace por amor al arte y lo segundo es la vida real donde hay que pagar facturas. Aunque en ambos lugares te lo puedes pasar muy bien, el fondo no es el mismo. Y estoy hablando de lo que se conoce como Free Party en el sentido estricto de la palabra, no de propiedades (ya sean naves o construcciones en terrenos rústicos) donde se cobra una entrada (a un precio muy reducido) solo por el acceso, aunque luego sí que exista cierto aroma ravero de hacer lo que uno quiera con un tipo de música electrónica que no suele pincharse en garitos muy a menudo.

Y volvemos al principio del asunto, la idea de dejar en manos del público la retribución de tu trabajo en una sala. La propuesta de Eme Dj, buena o mala, está generando un debate sobre todo entre los propios Dj´s y eso siempre es sano. No sé cómo saldrá la iniciativa, ya habéis visto que no soy muy optimista con la viabilidad de ésto, pero a nivel de publicidad y promoción la jugada sí que está saliendo redonda a la gallega. Lo mismo hasta puede que haya una concienciación de lo que supone la función de un Dj como artista, y no como mero entertainment de una noche de desenfreno. Por lo menos se ha agitado algo el árbol, otra cosa es que caiga el fruto.

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