La dulce revancha de Reykjavik 606

La crew de Sofa Tunes en su visita a Siroco

Tenían ganas de resarcirse tras su anterior visita y se palpaba en el ambiente sus aviesas intenciones de dejar al personal incrédulo. El escenario de la Sala Siroco iba a ser el púlpito desde donde, ahora sí, iban a explotar el talento cercenado por un sonido regulero cuando Reykjavik 606 presentaron From… To… en la capital hace seis meses. Sofa Tunes, el sello navarro que apostó y acertó de pleno al editar el álbum de los donostiarras Kino Internacional y Borja Piñeiro, aterrizaba en Madrid con un showcase para presentarse en sociedad al público madrileño ayer sábado.


Siendo honestos, la fiesta tuvo un tirón inesperado en sus primeros compases derivado del público del anterior evento de la sala. Si no sabes como funciona la planta baja de Siroco debes conocer que está dedicada a conciertos de bandas en las primeras horas de la noche y a partir de las 00:00 se transforma en una sesión clubbing. Normalmente los públicos de una y otra no suelen mezclarse pero ayer se dio la ocasión. Cosa que no desaprovechó III3S, alma mater de Sofa Tunes junto a Fat Cat (que fue baja a última hora), a base de un techno bailongo con regusto melódico como demostró al pinchar la remezcla de Barnt al 'Proceso' de C.P.I. Y este remanente de gente estuvo bailando tan feliz de la vida.


Sobre las 2:15 y con una pista que ya iba mutando poco a poco al público habitual de las sesiones de la sala, Reykjavik 606 comenzó su directo armados con infinidad de cacharros para ir repasando su magnífico From… To… y su próximo y más mental Eleven que se publicará en Soulless Lab Records a finales de mes.

Sería mentir si decimos que la totalidad de los allí reunidos pillaron el punto melancólico y experimental de este proyecto. Eran las 2:30 de la mañana y sabemos que en Madrid (y en casi cualquier lado) lo que se quiere es bombo para mantener candente el alcohol o cualquier sustancia química en sangre. Por eso sus pasajes más escapistas que propone el dúo, fueron recogidos con tibieza por algunos de los presentes mientras que cuando soltaban un bombo 4x4, la algarabía hacía acto de presencia ipsofacto. Ese 'Kindergarten' hizo estragos y fue uno de los puntos álgidos del show de un proyecto que debería empezar a sonar en los festivales más avanzados del país.


El sonido de Siroco funcionó a la perfección y la pasión de estos chicos no se puede poner en duda porque se nota a leguas que sienten y creen en su música. Y eso se traslada y se palpa al instante. Quizá solo unas 30 personas nos zambullimos plenamente en su discurso pero deben estar orgullosos por esa defensa tan convincente de su trabajo. La revancha se completó y quién quisiera más baile ya estuvo un correcto Kntmntk repartiendo Bass Music a todos los que comenzaron a llegar a horas más golfas.

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