Una noche Innervisions en Mondo

Marcus Worgull y Culoe De Song marcaron su son europeo y africano respectivamente

Fue una noche de sábado disfrazada de jueves en Mondo Disko. Quien se esperara un llenazo agobiante para ver a dos artistas de un sello que todo el mundo tiene en boca cuando se confiesa seguidor del Deep House en su corriente centroeuropea, pinchó en hueso. Es cierto que Marcus Worgull y Culoe De Song pueden sonar a desconocidos si lo comparamos con Dixon, Âme o Henrik Schwarz; pero ahí residía la gracia del asunto, y motivo por el que este club no tiene nada que envidiar a templos europeos con hordas de seguidores. Y es que, en tema de contrataciones, lleva yendo un paso más allá desde hace varios meses. Especialmente si nos centramos en el reclamo de Culoe De Song que es toda una figura dentro del Deep-House sudafricano. Seguramente será bastante difícil volverle a ver por estos lares en un espacio corto de tiempo y todo aquél que gusta de compartir sus temas en el muros de Facebook para dar los buenos días, tardes o noches, no se puede imaginar la oportunidad de oro para disfrutar sin complejos al siempre rítmico Culolethu Zulu que vino con su inseparable sombrero. Marcando estilo.



La noche arrancó con unos irreductibles Borderline ejerciendo de residentes mientras la pista iba cogiendo color. Me gustaría hacer un inciso antes de continuar con el devenir de este evento, y es que no sé si en otros clubs de prestigio de la geografía española (y pienso en Nitsa, Razzmatazz o Lanna Club a vuela pluma) ocurre lo que les pasa al dúo formado por Gerardo Niva y Alex Guerra. Mondo programa de forma heterogénea y una noche de jueves puede estar dedicada al Techno más oscuro que el casco de Darth Vader, 48 horas después el invitado puede ser un adalid del Space Disco más luminoso y buen rollero, la siguiente semana puede haber un jueves en forma de directo de IDM y un sábado de un primer espada de Tech-House. La disyuntiva que algunas voces críticas plantean con Borderline es la siguiente: ¿son las personas idóneas para ejercer de anfitriones musicales de TODOS los invitados o, por el contrario, solo deberían dar paso a los que, por concepción musical, son más compatibles con su sonido? ¿Deberían dar la oportunidad, según la fiesta, a otros que tengan un vasto conocimiento del estilo musical planteado en cada noche para tener la mayor lógica interna posible con la contrapartida de perder un poquito más la figura del Dj residente que es el que debe dar la identidad a un club? Un servidor no tiene las respuestas. Lo que puedo atestiguar es que el sábado pasado el warm-up tuvo sus puntos más technoides cuando mezclaba Guerra y con toques más melódicos y suaves cuando le tocaba el turno a Niva. Los asistentes que allí iban entrando -y comenzaban a esparcirse por una pista cada vez más animada- se lo bailaban ajenos a estos debates foreros. Y en algunos casos de forma energética.


En cuanto Marcus Worgull tomó los mandos la música fue por los derroteros propios de lo que se espera de un artista que procede de un sello con el pedigrí de Innervisions. Comenzó con 'Singularity', lo nuevo de Stephan Bodzin en Life & Death que verá la luz a finales de mes. Muy inteligente al no romper del todo con los últimos momentos del set anterior. Continuó por senderos más divertidos y menos solemnes con 'Acid In The Sky' de King So So y momentos hipnóticos y mágicos con la deseada versión Synthedit de John Talabot a su propio track 'Machine'. Y sobre todos ellos se impuso el que probablemente sea el rompepistas de lo que llevamos de año, 'Cloud Generator' de KiNK, que como no podía ser de otra manera, fue uno de los picos álgidos de la noche. A partir de ahí comenzó a preparar el terreno a su compañero de sello bajando un poco el pistón pero no la intensidad.


Básicamente lo que podíamos esperar de Culoe Du Song era Deep-House con marcado toque tribal y vocal pero el sudafricano tampoco quiso romper la dinámica de una noche en la que ya de por sí tenía al público metido en el bolsillo gracias a las tablas de Worgull. Quizá espoleado por lo que representa Innervisions, fue por un camino más europeo en cuanto a temas melódicos para ir en dirección hemisferio sur. Fue introduciendo al personal en su mundo musical lleno de percusión con timbales por doquier, prominentes voces y ramalazos jazz y soul. Temas propios como su pelotazo 'Y.O.U.D' o 'Ma Afrika' cayeron como era menester.


Para el cierre, con las luces encendidas, se reservó 'Webaba Soul' para gozo de un cuarto de pista que recibió este último track como broche de oro a una cita que no defraudó a los presentes. Algunos se fueron al grito de Culoe o barbarie. Y desde aquí lo secundamos.



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