La vuelta al minimalismo de Robert Hood

Paradygm Shift es el noveno álbum del americano y el primero que edita en Dekmantel

Robert Hood es historia viva de la música electrónica, concretamente del Techno de Detroit. Su figura, a veces porque da la sensación que siempre está ahí, no tiene el mismo nivel de misticismo y adoración que su coétaneo y amigo Jeff Mills con el que inició una aventura llamada Underground Resistance aunque luego ambos volaran en solitario más allá del mítico colectivo de la ciudad del motor. Mientras uno siempre tuvo unas miras mucho más inquietas y trascendente con una colección de obras cinceladas por temáticas con una obsesión por descubrir lo que hay ahí fuera, además de sus coqueteos orquestales, bandas sonoras y experimentos artísticos vanguardistas; el otro fue mucho más pragmático y terrenal. Hood fue el principal impulsor del Minimal Techno con su legendario Minimal Nation, que curiosamente publicó el sello de Mills en 1994, y cuando el predicador ha querido ir por derroteros más Funk y Soul se disfrazaba de Floorplan (proyecto que ahora lleva junto a su hija Lyric Hood). La grandeza de Hood es que fue el primero que abogó por hacer música de baile con los mínimos elementos posibles y con unos patrones simples, que no sencillos, sin perder un ápice de fuerza y groove. Una suerte y disciplina que ha dominado en el Techno como nadie. Y precisamente de eso trata Paradygm Shift, el nuevo álbum que edita en Dekmantel, donde el maestro vuelve sobre sus propias bases y teorías para desarrollar un disco donde deja patente que su denominación de origen continúa igual de fresca que hace 23 años.


Estamos hablando del noveno disco de Hood (sumen otros dos bajo el pseudónimo de Floorplan) que viene precedido de una serie de EP´s en el sello holandés. En Paradygm Shift el capo de M-Plant reitera su técnica a la hora de componer música pistera. Porque no nos engañemos, esto es un disco ideado para ser pinchado. No hay que buscar un sentido al álbum, es pura herramienta, donde más que fondo hay que deleitarse con la forma.

El productor llevaba prácticamente un lustro desarrollando su lado más soul y funky como Floorplan (a veces también con su propio nombre como aquel edit a Debbie Jacobs) y ahora ha decidido volver sobre sus pasos. Con la evolución de la tecnología aplicar los avances al estilo que le llevo a la fama dentro del techno. El propio Hood explica de maravilla el leitmotiv del álbum, "sentí que era necesario reiterarme como un artista de música electrónica que está poniendo al minimalismo de nuevo en la vanguardia, y no perderse en la melodía. Quiero volver a la programación repetitiva simple por la que soy conocido y he vuelto a eso y cambiando el enfoque de los oyentes."

En ese sentido no se traiciona ni medio milímetro. El LP es minimalismo puro y duro en la composición de los nueve cortes que lo componen. Quitando un tema introductorio ambiental llamado 'Preface' el resto del disco es una amalgama de temas con la marca Robert Hood impregnada en cada beat. Un bombo, un bajo, un pad, unas pizcas de percusión y cuando se da con el loop ideal con alma y que pueda calar en una pista de baile, escupirlo y retorcerlo. Tan fácil y complicado a la vez.

Luego llegan los matices porque aunque todos los tracks parten de la misma intencionalidad en cuanto a ejecución, no todos tienen la misma paleta sonora. La explícita 'Idea' (que es como el manual de instrucciones ante lo que nos vamos a enfrentar) no tiene nada que ver con la cerebral 'Nephesh', la energética 'I Am', la percusiva de 'Solid Though', la melódica 'Pneuma' o la incisiva 'Pattern 8'. Aunque si tenemos que quedarnos con un corte, ese es el que cierra el disco, una versión extendida de 'Lockers' donde Hood está completamente desatado poniendo de relevancia una vez más su sonido minimalista.

El único problema de Paradygm Shift es precisamente ese carácter tan revisionista. No aporta nada que no supieramos. Tampoco hay una evolución tan evidente que nos vuele la cabeza. Es Techno del de toda la vida con un nivel de calidad altísimo pero que no descubre nada nuevo. Lo dicho, pura herramienta hecha por el maestro del estilo. ¡Pero menuda herramienta!


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