Festival Forte, las Cruzadas del techno

Por Alba Nogueira y Jose Manuel Cacho


El quinto aniversario del Festival Forte daba comienzo en la vila lusa de Montemor O’Velho, en el distrito de Coimbra y con él, todas las ilusiones hacinadas durante los meses de espera cobraban ya no solo vida, sino sentido contemplando la imponente muralla, la cual conforma una fortificación de más de mil años de antigüedad. La principal fortaleza del Baixo Mondego en la época medieval volvió a cobrar vida al ritmo de las 5.000 personas que acudieron para hacerla vibrar. Sólo la entrada al festival ya era espectacular, la palabra ‘FORTE’ coronaba la muralla de la entrada principal, por lo que ya a lo lejos, en la carretera, se podía sentir el hormigueo de estar cada vez más cerca. Nosotros decidimos alojarnos en una casa cerca de la provincia de Figueira da Foz, a unos 20 minutos del punto neurálgico del techno portugués aquel fin de semana. Esto tenía tanto sus ventajas como sus inconvenientes. Uno de ellos, el hecho de tener que depender del transporte privado para llegar al recinto. Lo cual hizo que nos perdiésemos alguna que otra actuación.

Tras pasar el arco de la entrada, la sensación ya era la de estar adentrándose en otra realidad, en otra época. Cada paso te permitía escuchar la música un poco más fuerte y tu cuerpo era férreo conocedor del porqué estaba allí. La iglesia católica que se encuentra en su interior estaba aderezada con luces que mutaban de color y se fundían como parte del decorado, una prueba más de la mezcolanza de culturas que han habitado esas tierras. Sin necesidad de mucha más parafernalia, el Castelo poseía todo el encanto del que previamente habíamos oído hablar.


Jueves 30, un Umwelt exelso, un Monolake a medio gas y un Mulero mental 


Abrimos aquella primera jornada de techno medieval con el alemán Robert Henke aka Monolake a eso de las 2am. Quien aquella noche realizó un live surround del que nos llevamos un recuerdo un tanto agridulce. Pues, aunque la propuesta era cuanto menos sugerente y se veía intensificada por un equipo de sonido increíble –Los Lambda Labs, característicos de festivales y eventos como el Atonal o el Para-lel – su escenificación fue algo pobre. En el sentido de que no supo, a nuestro parecer, ni conectar con el público, ni ofrecer un set con progresión e historia. Parecía como si quisiese volver a introducirse una y otra vez, intentado rasgar por fin esa oportunidad que le hiciese ser uno con la pista.

Sin embargo, tenido en cuenta que solo contaba con una hora y que tuvo fallos característicos del directo de por medio, el conjunto de su actuación hizo que nos pareciese una sesión repleta de sonidos muy dispersos entre sí con continuas treguas silenciosas. Fue del ambient más dramático a un electro punk poco oportuno pasando por tracks más experimentales como Dystopia. Gracias a que finalizó de manera muy especial con ciertos tintes de drum n’ bass, con la luna como referente tras él, bien con los visuales y con la realidad que acontecía, sentenciamos su actuación con una sonrisa de oreja a oreja.

Fumando mientras su silueta se esfumaba entre la densidad que adquirían sus beats y el coraje del público, mientras muy paulatinamente iban in crescendo los bpms. Stanislav Tolkachev llegó para compensar y nuevamente con tan solo una hora, el terreno que su predecesor había dejado a medio allanar.

Desde que tomó las riendas se le vio bastante hipnótico al mismo tiempo que penetrante. Aunque el sonido no le hacía justicia, lo cierto es que aquel primer día no se lo hizo a casi ninguno. Melódico y experimental durante gran parte de su live, así como divergente y desafiante, su set fue como un recorrido a todo su sonido, tanto de antes como de ahora. Ya que supo mecer al público despierto con temas como Angularis de su EP Cor y alguno de su último LP para Mord Records, con el que puso punto y final a tan innato recital.

Para nosotros Umwelt fue, sin duda alguna, el mejor de la noche. Vino una maleta cargada de vinilos, y unas ganas de hacer vibrar a todos los allí presentes se hizo cargo de la cabina con un único y claro propósito: resucitar muertos y explotar la burbuja en la que nos hallábamos para conducirnos al mismísimo averno. El francés aprovechaba cada surco de éstos para introducirse más con y en el público. Músico y activista de raves durante sus comienzos transformó la pista en una y muy candente. Con un electro intercalado con un techno industrial sin precedentes, patente en temas como Slave To The Rave, un track suyo junto a Blush Response, quien además actuaba el sábado, iba succionando el aliento a cuantos feligreses de la oscuridad se peregrinaban allí. En su mayoría autóctonos, pero también procedentes de la península, así como de Francia e incluso, Alemania, pero en mucha menor medida.

Los visuales que le acompañaban escenificaban un documental francés sobre la época, con guiños a la escena gabber, los cuales nos transportaban a aquellos comienzos y orígenes del artista. La pista estaba como dice un buen amigo mío: cochina a más no poder. Pues la gente conseguía extraer como de un último limón, las energías latentes que pudiesen quedar. Y no es de extrañar, Umwelt no dejaba de lanzar temazo tras temazo, hecho exclusivamente para desinhibirse y quemar zapatilla como el 'Play some rave for me' de Stranger.


Cuando depositó los auriculares sobre la mesa se hizo el silencio musical durante aproximadamente unos 20 minutos, algo que en general no gustó. Pues ya no solo es que se rompiese el ambiente que se hubiese podido generar, sino que tenías a cada personaje bailándose las melodías de su cabeza que da gusto. Sin duda, cómico a la par que inquietante si se demora más de lo preciso. Aunque esto, por otro lado, te servía para aprovechar e ir al baño, descargar para poder volver a cargar el buche con la certeza de que no te perderías ningún track de esos que previamente te has catado con tus amigos y qué, con ojos brillosos cuando suena les buscas para gozárosla juntos. No obstante, entendemos que los técnicos necesiten de ello para preparar los sets up.

Sin embargo, todo ese batiburrillo de murmureos que bien superarían la franja legal de decibelios en nuestro país una tarde cualquiera frenó cuando Oscar Mulero –el que muchos denominan rey del techno ibérico- entró en escena, aunque para nosotros más bien podría no haberlo hecho y nos hubiésemos ido tan felices tres horas antes a casa. Ya qué desde que le dio al play a nosotros nos puso en OFF. Muy abstracto y mental de primeras en la línea de temas como 'Gilgamesh' de Norbak o 'Silver Glow' de Farceb que nos introdujeron –siendo las horas que eran– en un aburrimiento monótono que, sinceramente, no consiguió levantar. A él tampoco es que se le viese muy animado, al menos durante gran parte de la primera mitad. Ciertamente, si hay algo que nos conquistó de su set fueron los visuales de Malo Lacroix –artífice de todos durante el festival– quien para Mulero seleccionó algunos que representaban una sátira con todo lo sacro santo. Muy basados en el mundo antiguo, las artes y lo religioso, con ciertos aires barrocos consiguieron amenizar una sesión por la que el tiempo pasaba lento. Ya con el sol como testigo y la fiesta aún en pie, nosotros preferimos seguir el camino de la luna y sentenciar aquella primera jornada. Lo mejor aún estaba por llegar y el cuerpo es sabio.

Viernes 31: matemáticas, cirujanos y b2b aniquiladores Alva Noto


Le teníamos muchas ganas al viernes porque íbamos a empezar con el live y visual show de Alva Noto. Era la primera vez que le veíamos y como reloj, llegamos puntuales a lo que fue una cita de amor a primera vista. Una experiencia sensorial sin igual.

Noto edita matemáticamente su trabajo, lo cual le lleva a otorgar a sus creaciones unas estructuras rítmicas muy precisas. Algo patente de principio a fin en su actuación. Y así se mostró, meticuloso y perfeccionista, pero conectando con el público de un modo muy singular y eficiente. De un sonido microscópico exploró la creatividad a través de modulares y códigos, empezando con IDM encendió la nave con su tema Uni Sub al que le acompañaban unos visuales que nos recordaban a la onda que dibuja un osciloscopio. Señal distintiva del alemán. Una vez en órbita nos codujo por un suculento experimental de corte melódico patente en tracks suyos como 'Uni Blue'. Ávido de encontrar y que fuésemos testigos de ello, la esencia de la electricidad pura. No obstante, el alemán sabía que a esas horas y con un par de copas de más en el cuerpo, éste desea oscilar en perpendicular y soltar adrenalina por doquier, por lo que aumentó la intensidad y se tornó más vehemente, sin despegarse de ese toque introspectivo que le caracteriza, dejando que la vocal de Anne James Chaton en su tema Uni Dna fuese lo último en habitar nuestra cabeza por su parte. Sin duda alguna, sublime. Una férrea relación de una hora entre la música y uno mismo.

Video Marum Como es lo normal después de una actuación como la del jefazo, el listón se encontraba en líneas estratosféricas. Pero eso no le achantó a Marum y menos sabiendo que iba a tener una hora más para cincelar su travesía, ya que Planetary Assault Systems aka Luke Slater, por causas aún desconocidas, no pudo deleitarnos con su live. Una lástima, pues todas las veces que hemos disfrutado de su presencia lo ha clavado. De todos modos, no había tiempo que perder y Marum jugaba en casa, siendo además el Forte su debut en un festival. Es por ello que comenzó fuerte y fue a lo seguro, con temas de Dax J como el 'Acid Ascention' o el 'Acid Train' de Anetha.

A medida que iba pasando la sesión ésta iba cogiendo más y más fuerza, pero sin despegarse de su predictibilidad. No estuvo mal, pero tampoco fue nada de otro mundo. Llevó a cabo un set para todos los gustos, en el sentido de que pareciese más que quería contentar al público en su mayoría que sorprender por su maestría –si es que la tuviese–. Le dio un poco a todos los palos: Mentaleo intenso para abrir boca, algo de acid por aquí, un poco de techno más pistero por allá y unas gotitas de clasicazos que nunca decepcionan como el 'In your body' de Cosmin TRG. La fórmula perfecta para gustar, pero sin destacar, vaya.

Dieron las 5 de la mañana y puntual como el gallo cuando canta, Surgeon tomó la palabra para narrarnos como solo él sabe el motivo por el cual ha sido, es y será una jodida leyenda. Y sí, es así de indiscutible el asunto. Su hardware live set daba comienzo y desde aquel inicio deseamos que jamás acabase. Pues fue tanto él, como los visuales que le acompañaban, la elegancia personificadas. Ataviado con sus máquinas y ensimismado en la genialidad de su cabeza, la cual nos la proyectó a través de sus manos, el de Birminghan nos deleitó con sus dotes de improvisación sin parangón. Jugando con las intensidades, pero todas ellas remando hacia un mismo objetivo. Demostró una vez más que no hay público que se le resista ni sesión que se le atragante, pues todo lo que toca lo vuelve oro. Real. Aquella actuación fue una de las más valiosas que hemos guarecido este año. No nos despegamos ni un instante de la pista y nos volvimos uno con cada detalle estroboscópico y suculento destello electrónico. ¡Qué gran verdad aquello de que el tiempo pasa rápido cuando lo estás disfrutando!


Pues cuando menos cuenta nos dimos el último live de la noche estaba a punto de empezar. David Summer aka Function nos cocinó a fuego lento, con suma delicadeza, pero notable experiencia, un viaje auditivo con mucha trayectoria y progresión. Parecía una ardua tarea estar a la altura de su predecesor, pero ambos son unos pesos pesados, conocedores de la industria, con muchos eventos a sus espaldas. Podrían exaltar al público con los ojos vendados y una única mano. Estoy segura. El sol también lo estaba por lo que decidió acompañarnos en la segunda mitad de su sesión, la cual fue underground a más no poder, sentenciándola con un ambient muy sugerente y sensorial, idóneo con el momento que se cernía. Y toda la tralla que aún se avecinaba.

Antigone b2b François X Más despiertos que un niño el Día de Reyes, los franceses de Antigone y François X vinieron a hacer lo propio. Cerrar por todo lo alto una segunda jornada de matrícula. Poniendo en común sus ideas y gustos, valiéndose de la increíble complicidad que les une para que no quisiésemos irnos del campo de batalla. O al menos, no sin antes dejarnos la piel con su techno de alto voltaje. Empezaron con todo un himno, una llamada a aquellos rezagados que hubiesen estado descansado para darlo todo en esas tres últimas horas, el Mix de Clanking del tema 'Funeral Songs' de Julian Liberator & Henry Cullen, dotado de unas vocales embaucadoras que se rompen en unos ritmos sabrosos y seductores. Perfecto para comenzar. Tras ello, llegó una vorágine de sensaciones y tracks que hicieron de aquel b2b una montaña rusa de lo más divertida, donde hubo momentos de respiro a tanto bajo-bombo como el 'Cookie And Sexy Beat' de Bjarki & Nina Kraviz, de acid como el 'Nine O’ Three' de Donato Dozzy y de clásicos no perecederos como el 'Higher State Of Consciousness' de Wink. Era tan buena la acogida que fueron ellos los que clamaron por un tema más. Mientras nosotros ya íbamos haciendo la croqueta de tanta felicidad. Danzando con los de siempre y con gente a la que acababas de conocer, pero que ya sentías muy adentro. Pues es lo que tienen esta clase de eventos, unen a lo mejor de cada casa y puede que solo les conecte una única cosa, la pasión por la música. Pero eso, en momentos como aquel, es más que suficiente para hacer del mismo un instante sempiterno para el recuerdo.

El reino de Helena y Donato


Y, por último, aún no sabemos cómo, llegamos a la maratón. De lo que no estábamos tan seguros es de si saldríamos vivos de ella, si siquiera llegaríamos a escribir estas líneas. Pero vaya que si lo conseguimos. Nos marcamos un intenso de más de 18h non-stop que nos reímos nosotros de las dietas milagro. Si no perdimos mínimo 4 kilos no perdimos ninguno.

Llegamos desafortunadamente tarde, pero a tiempo para al menos disfrutar de la segundad mitad del live de Adam X, quien el año pasado tuvo que cancelar por problemas personales. Es por ello que para esta ocasión decidió poner toda la carne en el asador. Aun teniendo problemas de sonido que frenaron por completo su set y dieron paso a unos largos, intensos e inquietantes minutos ya no solo para nosotros, sino para él, a quien se le notaba nervioso, mirando de lado a lado, buscando la solución. Es ahí cuando el público le brindó su gratitud y una cálida, así como polvorienta ovación por tan digestivo EBM que se estaba marcando. Solo apto para oídos exigentes.

A éste le siguió otro live, el de The Hacker, quien poco o nada pegaba en ese line-up. Pero al que nos gustó y mucho ver. Pues amenizó con tracks de corte espacial y electro, pero también muy en la línea del acid house como el Shockwave o The Warehouse, este último de su aka Amato, una pista a la que le quedaban muchas horas de vida por delante.

Pero por fin daba comienzo uno de nuestros momentos más esperados del festival, la audición a vinilos de la grandísima y querida Helena Hauff, quien empezaba muy sugerente y paulatina. Con unos agudos alocados, un grave potente y una melodía de lo más introspectiva. Seis minutos de introducción a su fantástico mundo. Hasta que lanzó el primer misil en forma de track de The Horrorist: Can you hear the sound? y declaró la guerra contra nuestra caja torácica. Solo 12 minutos le hicieron falta para que la gente lanzase los primeros aplausos ante la apoteósica selección que se venía y que como siempre, fue heterogénea a la par que sublime. Donde hubo cobijo para el EBM, el techno más industrial y como no, su inseparable acid. Dos horas que nos pasamos en el mismísimo edén musical, amaneciendo con un tema al que recurre bastante: The Bloop de Minimum Syndicat. Aunque no es de extrañar, es toda una bomba de relojería. Y en esa línea siguió hasta el final. Además de qué, las siluetas de los imponentes torreones con los primeros rayos de luz al amanecer creaban una estampa idílica si no mágica.

La buena de Helena siempre sabe lo que hace y tenía todas a su favor. Posee la fórmula infalible y nuevamente la puso en práctica: pequeños destellos de drum n bass, con toques de acid que desembocaban en un hard muy penetrante. No falla. Es por ello que se llevó una más que merecida y gran ovación con sus correspondientes vitoreos. Acto seguido y sin necesidad de pronunciar palabra, quedó proclamada como reina indiscutible del castillo.



Y como un necesario soplo de aire fresco tras el huracán Hauff, el bass line de Extrawelt se abrió camino. Un live perfecto, a una hora idónea y que contó con todos los ingredientes necesarios para, nuevamente, mantenernos fijados en aquella pista polvorienta. Temas míticos como el Fernweh o Zu Fuss se dejaron caer. Tranquilos pero contundentes. Supieron aprovechar y muy bien las dos torres de sonido con las que contaban, para sin duda contarnos una historia que finalizó en un minimal que nos puso los ojos como chiribitas. No dábamos crédito. Aquel momento quedará inmortalizado en nuestras retinas de por vida. Como expertos disfrutones nos dejamos llevar de un lado a otro. Degustando cada ápice de ese frescor musical que nos estaban regalando. Después de aquello, nos hemos vuelto fans incondicionales del dúo alemán.

En definitiva, no imaginábamos un mañaneo tan espectral como aquel y lo agradecimos como agua de mayo.

Sin embargo, esa paz fue pronto destituida por un caos métrico que apenas bajó de los 140 bpms. Melódico por instantes, aunque siempre refulgente y beligerante, el bueno de Guillem aka I Hate Models nos quebró el alma con graves más abrasadores que el sol justiciero característico de las 10 y media. La pista le quería y él quería complacer a la pista. Y oye, dicho y hecho. No obstante, el Lorenzo ya comenzaba a picar en la espalda y los de la organización lo notaban. Por mucho que estemos en un castillo medieval uno no es de piedra y el calor le afecta a cualquiera y más si supera los 40 grados.

Llegó la hora en la que las protagonistas pasaron a ser las más de 10 sombrillas que iban depositando por el terreno. Sumadas a un hombre con manguera en mano, dispuesto a ponernos como diría mi abuela: pipandito. Pero, creedme, cuando estás allí solo deseas que ese hombre no tenga si quiera ganas de ir a hacer sus necesidades. Únicamente que se quede ahí postrado derrochando agua para que nosotros pudiésemos seguir derrochando energía al ritmo de temas como 'Wouldn’t you like to be a ho too' de Dj Slugo o 'Requiem of desolation' del propio francés.

Cuando comenzó Mumdance nos hallábamos descansando un poco, mas lo cierto es que con el set que se marcó le cogimos mucho cariño a las zonas verdes del festival, donde también podías encontrar una fuente de agua potable y puestos de fruta y comida para reponer fuerzas.

El británico sacó su lado más ravero y se consagró como el más heterogéneo y elocuente en cuanto a selección musical, pero también como el más jincho, ya que deambuló del dancehall más bailongo al happy hardcore más estridente, pasando por el tribe techno y acercándose al psytrance para sentenciar su sesión con el Like a Prayer de Madonna versión breakcore. La pista se vació bastante, bien por ser las horas críticas del sol o por el tono tan old skul’ que adquirió el ambiente. Por un momento dudamos de si nos encontrábamos en Portugal o en la fiesta naranja del Radical. El descanso de nuestras extremidades se volvió fan incondicional de su set.

El live de Shlomo lo recordamos más bien maldiciendo al inteligente que decidió que sería una buena idea cerrar una de las dos barras con las que contaba el festival. Esto volvió las esperas por beber algo fresco un completo calvario. Pues tampoco es que los cinco camareros que había se diesen mucha vida y más viendo el percal que había. Imaginamos que dos días de techno también hicieron estragos en su sangre, que más que sangre parecía horchata. ¡Porque vaya parsimonia! Además, para pedir las copas, antes debías de sacar la tarjeta del festival, que costaba un euro y que podías recargar con la cantidad de dinero que quisieras, tanto es así que el dinero que no se consumía te lo devolvían el último día. Por lo menos, los precios de las bebidas eran bastante asequibles, las copas cinco euros y las cervezas a la mitad, 2.50. Suerte que el live de techno contundente y sin remordimientos del francés estaba ahí para hacer más ameno tan sufribles tragos. Experimental en pequeñas dosis, repletas todas ellas de grandes bombos imparables.

No sé si hedonismo fue precisamente lo que experimentamos cuando tomaron el relevo Hedonic 2. Dos hombrecillos muy salaos y autóctonos, naturales de Coimbra, que parecían el dúo sacapuntas, conjuntados con camisetas que hacían referencia a su nombre. Nos gustaron y no. Más de cara al principio, cuando vimos que la seña distintiva de su set era utilizar la voz de uno de ellos y distorsionarla según qué temas se iban poniendo. Esto ofreció mucho juego, pero también acabó cansando bastante. Sin embargo, les salieron unos fans muy pájaros, naturales de allí, concretamente una bandada de cigüeñas que sobrevolaron durante largo rato y en círculos las zonas aledañas al castelo mientras el acid del remix de Donato Dozzy a Collider, de Mattia Trani se abría hueco en nuestra glándula pineal. A lomos entre un techno muy mental como el remix de Luke Slater al tema de Thomas Hessler, 'Perception' y un post punk muy ecléctico tuvieron, más bien ellos, el placer de vernos bailar. Hasta que se encerraron en un loop del que no salieron hasta acabar y que aprovechamos nuevamente para cargar baterías.

El set de Svreca, con todos nuestros respetos, se nos hizo infumable. Mira que le hemos visto veces en la capital y pocas nos ha decepcionado. Pero lo del Forte se lleva la palma. Como muy sigiloso y experimental en cierto sentido guio toda su sesión en un tono abstracto e insulso poco característico de él. Algún que otro tema se salvó, como el 'Interceptor' de DJ Lock con el remix de Christian Wunsch o a modo de guiño, el 'Back' de Donato Dozzy.

De poner punto y final a este quinto aniversario se encargaban Voices From The Lake pero por separado. Primero salió a jugar Neel, con un live muy acertado, que nos hizo volver a ponernos a tono y olvidar por completo que llevábamos más de 15h bailando. Con él, acabamos de gozar todas las fases solares. Le dio paso a su compi con un ambient experimental que nos despertó por completo del letargo, aunque bien pareciese que instaba a acrecentarlo. Fue celestial. Los mejores minutos de su set sin duda alguna.


Y, por último, pero no por ello menos importante, sino todo lo contrario, el capo, el maestro: Donato Dozzy. El responsable de volver a hacernos despegar y por ende volar por una atmósfera idílica de techno y electro. Todo ello a vinilos. Porque así es como se las gasta el italiano y así es como nos gusta que lo haga.

Las sombrillas desaparecieron por completo y eso se notaba. La gente acudía nuevamente a batirse en duelo la última cruzada. De vuelta al espacio sideral, donde la única protagonista es la música y el canto que ésta hace a la oscuridad. Valiéndose de largas y dinámicas mezclas, dotadas de un espíritu y un atractivo cuanto menos hechizante, nos esculpió como si del primer día se tratase, una sonrisa de oreja a oreja. Mientras unos visuales ahora mucho más psicodélicos en cuanto a la explicitud de los mismos que antes, nos atrapaban en bucle y nos mimetizaban con la reciedumbre de nuestros semejantes. No había piernas cargadas o pies cansados que frenases el ritmo al que nuestro cuerpo se iba, de nuevo, induciendo. No encontramos suficientes palabras de gratitud para reflejar cuan felices nos hallamos por haber presenciado semejante set. Sin duda, el perfecto encargado para sentenciar tal colofón de bpms.

Brazos en alto, luces encendidas, miradas de complicidad con los amigos: ‘‘Sí, joder, sí. Lo hemos conseguido. Seguimos vivos, más vivos que nunca.’’ Parecía como si hubiésemos alcanzado la inmortalidad. Tan solo nos faltó besar el suelo que nos vio bailar para cerrar una estampa cuanto menos de película. No sin antes agradecer a la organización y a todo aquel que ha hecho que esta quinta edición haya merecido más la alegría que la pena.

Hasta el año que viene, Forte.

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