Más allá de nombres

Replay Sunset Parties volvió a la plaza de toros de Las Ventas donde destacó un público entregadísimo y una imperial Virginia


Parecía que tras prácticamente un año y medio largo dando tumbos por fin Replay Sunset Parties había encontrado su nueva, aunque temporal, casa en la plaza de toros de Las Ventas. Después de una travesía por el desierto tras su salida de la Sala Groove, donde empezó todo, y un pequeño oasis que supuso la Caja Mágica -que desde aquí nombramos como la edición más asalvajada- la marca no podía pedir más con un evento el pasado mes de febrero en Las Ventas donde hizo un sold out y todo el mundo disfrutó y se dejaba llevar de gozo y baile desenfrenado (a niveles de las épocas de La Cubierta). Todo lo que podía salir bien, salió mejor de lo esperado. A pedir de boca. De caprichito, como diría uno de los residentes de esta sesión dominical, diurna y mensual.

Sin embargo, con la segunda edición de Replay en este emblemático lugar capitalino surgió un problema inesperado a cinco días del propio evento. Damian Lazarus, el cabeza de cartel, se negaba a actuar de forma unilateral en una plaza de toros que aún continúa activa. Una decisión personal totalmente respetable pero que no tenía sentido una vez firmados los acuerdos y con los pagos ya realizados por parte de la organización, que explicó desde un principio al equipo de Lazarus que, actualmente. el coso es un espacio multiusos fuera de temporada taurina. Compuestos, sin headliner y con una polémica que no beneficia en nada a cinco días de un evento que se prepara durante meses. Y lo que pudiera parecer un signo de debilidad, se ha revelado como una señal de fuerza y de establecer lo que significa actualmente esta fiesta dentro de la escena madrileña. La clave de todo es la fé que le tiene un público fiel.

Ahora podríamos comenzar la crónica propiamente dicha y decir que en esta ocasión no se llegó al sold out, que los problemas de sonido de la primera vez fueron parcialmente solucionados (la acústica del recinto no es buena), los dj's estuvieron entre correctos y excelentes o que el público, que en esta ocasión tardó un poco más en llenar la plaza (cosas del buen tiempo y alargar la previa) volvió a darlo todo en cuanto cayó la noche haciendo que todos los gatos sean pardos. Hay que incidir en los fieles de Replay y el apoyo incondicional que han proporcionado a la organización cuando han venido mal dadas. Es cierto que hubo una reacción rápida contratando a los polacos Catz N'dogz (viejos amigos de la casa) para suplir al británico, siendo Enzo Siragusa el nuevo headliner; que, bueno, podría discutirse pero no vamos a meternos en temas de egos diyeísticos para ser el primero en aparecer en el fyler. Aunque lo más destacable es que el principal activo del negocio, no dio la espalda y reforzó a la marca. Hemos podido saber que una docena de personas prefirieron reembolsar el dinero de sus entradas por la espantada de Lazarus. Una docena sobre unas 2000 y pico, seguiría sobrando pico.

La conclusión es que esta fiesta ha calado en la gente a través de años de esfuerzo. Replay es Replay y se va porque es Replay. El line-up claro que ayuda y debe ser el motor mientras que otros elementos sus correas de distribución; pero se ha alcanzado el estatus del nombre de la fiesta por encima del nombre de los invitados en un alto porcentaje del público asistente. La experiencia como reclamo y eso es un bien incalculable que debe ser gestionado con inteligencia. A fin de cuentas, hay cierta similitud con lo que uno veía hace 10 años con otra marca mítica de la capital como era Goa.


Si nos centramos en la parte artística de lo ocurrido el 10 de marzo, nosotros entramos a primera hora de la tarde con los residentes Simón García y Álvaro Medina haciendo un b2b metidos en su papel de anfitriones y dando bombo y consistencia al público madrugador. Seguramente siguieron la estela de los chicos de Trueno que fueron los encargados de abrir el día. Este warm-up para los invitados internacionales fue bailongo y funcional con momentos un pelín lineales para un servidor pero también es lo que reclama cierto tipo de público, así que el problema es mío. Necesito cosas más cálidas para entrar en faena.


La que tuvo el boleto ganador de la tarde fue la alemana-brasileña Virginia. La que fuera residente de Cocoon primero y Panorama Bar después, apareció en la cabina e impuso su criterio de principio a fin de forma imperial. Subió un grado más de crudeza y al mismo tiempo de groove. Mucho más housera pero sin perder el pulso a la pista de baile en ningún momento. La experiencia es un grado y la pudimos ver pasear entre la gente antes de su actuación observando al tipo de público y las energías que gastaban en esos instantes. Como un depredador que estudia a su presa para cazarla y que no se les escape bajo ningún concepto. Y si el empuje de su selección musical fue lo que elevó el nivel intercalando tracks actuales con clásicos houseros noventeros de nombres como Armand Van Helden, lo que acabó por conquistar fue cuando ejerció labores de vocalista cantando sus temas sobre bases originales o sobre la de terceros como el 'Photon' de Deetron. Una todo-terreno, que sació a todos.



Ya sin luz del día, con la pista llena y con el éxtasis que dejaba una exclesa Virginia, llegó el relevo con los polacos Catz N'dogz. No era la primera vez que acudían a Replay y sabían perfectamente cómo jugar las cartas. Ya estaba toda la carne en el asador y solo necesitaron más músculo dejando un poco más de lado la vena housera que les precedió. El resultado fueron varios tramos en los que los brazos arriba eran lo habitual, desde la cabina, desde la pista y desde la zona VIP. Todos a una. Pero también supieron dar momentos de descanso para crear atmósferas algo más épicas como cuando sonó 'Glue' de Bicep. Los sustitutos cumplieron con nota alta.


Finalmente el encargado de cerrar fue un Enzo Siragusa que retomó el camino de los residentes a base de mucho bombo y mucho baile. Fiel al estilo tech-house de FUSE, la fiesta y sello londinense que comanda, y que a un servidor le sacó de la situación aunque era precisamente lo que el público necesitaba y demandaba. Bailar y darlo todo sin complicaciones y en eso Siragusa dió en el clavo porque se notaba en el ambiente el disfrute dejando en evidencia que Replay se ha convertido en algo más allá de nombres.


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Fotos: Pablo Gallardo

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