Por Mariana Martínez
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Es difícil resumir la carrera y importancia de un artista como Moodymann. Un enigma entre la
comunidad de música electrónica, su rechazo a las entrevistas -más allá de su memorable lecture de RBMA hace una década- solo ha llamado más la atención sobre sus composiciones de house que han evocado ingenio y carisma a lo largo de las décadas. Ha sido guiado por un profundo compromiso para mantener la cultura afroamericana dentro de la música deep house de fuerte arraigo. Desde lanzamientos de bailes conmovedores hasta estructuras más minimalista cargadas de soul, Kenny Dixon Jr. conocido por todos como Moodymann se ha convertido en una figura esencial para unir el icónico espectro de Detroit.
Comenzó como beatmaker de hip-hop y pronto desarolló su querencia por sonidos más cálidos y de baile a través de su sello KDJ. Por su intuición obtuvo su debut en largo en Planet E, el legendario sello de Carl Craig, con su ya mítico SilentIntroducction a finales de los 90. Su versatilidad como artista nos trajo montajes cinematográficos como dicho LP o los arreglos de improvisación en discos como Black Mahogani (2004). KDJ ha acabado convirtiéndose en una fuente para los mejores y más puros sonidos emergentes del género house donde sus precios en el mercado de segunda mano no paran de revalorizarse. Precisamente es en KDJ donde publica Taken Away, su decimotercer álbum, que vió la luz el pasado viernes.
Estamos ante un lanzamiento influenciado por el jazz y funciona como un nuevo enfoque de improvisación del productor. Desde sutiles números de jazz hasta inclinaciones más minimalistas, la reelaboración de riffs y ritmos muestra una atención impecable a los detalles. Es evidente que Moodymann se dirige por el futuro de la música house, pero con raíces profundas en la historia
musical donde la influencia de su admirado Prince se hace patente. Para dar más contexto de esta oda al pasado y al presente, la canción de apertura 'Do Wrong', se eleva como una devoción a los géneros de góspel y blues. Mostrando cuidadosamente la voz espesa, la canción está impulsada por teclas de un piano y un flujo inducido por el funk. 'Goodbye Everybody' sirve como un contraste, con Moodymann activando su enfoque minimalista, optando por una selección de sintetizadores modernos y tempos extraños. Una antigua muestra vocal se resuelve sobre la elegante pista, manifestando aún más la habilidad del productor para mostrar lo antiguo entre lo contemporáneo.
'Slow Down' nos recuerda su título, volviendo a los sonidos conmovedores de Moodymann. La voz fragmentada de la canción suena con una percusión constante, a medida que nos dirigimos a un territorio más improvisador; en esencia lo que mejor hace el artista de Detroit. Cuando coloca otro arreglo en la segunda mitad de la pista, los surcos giran y llevan a los oyentes en un laberinto rítmico de líneas de bajo. 'I'm Already Hi' continúa persiguiendo este espíritu de improvisación, ya que el análogo y la instrumentación caen en una producción perfecta de cadencias de jazz up-tempo.
Similar a sus discos anteriores, Taken Away ilumina melodías espontáneas y surcos enredados. Sin embargo entre toda esta espontaneidad compositiva, encontramos un cuidado por los detalles, más evidente en las muestras, donde domina su uso de las voces de jazz sentimentales y clásicas. Usando estos coros para transportarnos al pasado, pero evolucionando su sonido hacia el presente, Moodymann demuestra que hace música para el individuo, no por las multitudes.
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