Rüdiger, una ensoñadora mezcla pop, jazz y electrónica

El artista vasco-francés estrena The Dancing King en el sello Forbidden Colours y Usapop como adelanto de su segundo LP



Hasta hace unas horas, si me hablabas de Rüdiger pensaría inmediatamente en Antonio. El central del Madrid intimidador y burlón a partes iguales. Pero a partir de ahora el nombre de Rüdiger, y anótenlo en su radar musical, es sinónimo de Felix Buff. Un excelente batería que viene del norte. Actualmente vive en Bera, pueblo navarro que es tierra fértil en grandes músicos, pero su influencia artística ha dejado marca en el Iparralde como el hombre a las baquetas en del grupo de rock Willis Drummond. Ahora aterriza en Forbidden Colours, sello dirigido por Aitor Etxebarría, que junto a Usopop Diskak editarán su segundo trabajo en largo llamado The Dancing King. Hoy estrena la canción que da nombre a este LP que verá la luz el 30 de noviembre y muestra unas credenciales suficientes para hacerte levitar.

Cantada en inglés es una pieza de pop muy onírico apoyado en dos pilares diferentes y complementarios como son el jazz y la electrónica. Las intenciones son claras: tomar distancia de todo el ruido de una vida cotidiana que a veces nos ahoga. Pura evasión y una búsqueda de ensimismarte para ser el rey de tu mundo interior y bailar en ese reino propio e intransferible. Para conseguirlo, te engatusa con su ritmo repetitivo que va variando en velocidad para alcanzar cierto punto de épica. En ningún momento hay estridencias y es tan suave como una manta de pelo que te arropa para que tengas un sueño placentero.

Pero si todavía esto no te acaba de conquistar, echa un vistazo a su videoclip. Con su inseparable batería que la toca influido por el jazz clásico, tenemos una imagen que parece un cruce entre Whiplash y un personaje de una peli de Wes Anderson. Rüdiger con un fondo blanco en el que pronto nos sacuden proyecciones para que nuestro cerebro se relaje mientras el sonido de Rüdiger te va envolviendo. Mucha clase y saber hacer en un tema que es como si en una batidora metes a el genio de Tony Williams, el espíritu de Radiohead y el ingenio de alguna figura de Border Community. En la visión psicodélica de este artista las melodías sintéticas son una influencia capital que amolda en un discurso original y muy bien construido.

No vamos a negarlo, nos pica la curiosidad sobre con qué puede sorprendernos.

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