Aprovechar la oportunidad de mejorar las cosas

La capacidad de solucionar problemas en Brunch In The Park Madrid

La segunda jornada de Brunch In The Park Madrid tenía que demostrar que las palabras no se las lleva el viento tras la accidentada primera edición para un público, en algunos casos, furibundo en las redes sociales. En honor a la verdad, un servidor no tenía mucho interés 'artístico' en esta cita sobre todo tras la lección de un John Talabot esplendoroso siete días antes, pero reconozco que volví a acudir al Parque Tierno Galván de Madrid con la curiosidad de comprobar de primera mano si la organización pondría sobre la mesa las mejoras prometidas para facilitar las cosas a su público y hacer de Brunch In The Park el evento-experiencia que todos queremos que sea.


Hay veces que equivocarse es la única forma de dar con la tecla adecuada. El error como oportunidad. Y eso es lo que sucedió el pasado domingo. La organización del Brunch no fue de farol y puso los medios para corregir todos aquellos puntos controvertidos. El principal, los baños, fueron reforzados con más Poly klyn, y con meaderos para los hombres que hacían que las cosas se agilizaran. De las  veces que tuve que hacer aguas menores (dos de ellas en hora punta), ni un solo minuto de espera. 

Las barras fueron otro de los elementos que ocasionaron críticas. Además de la gran barra central hubo otra algo más pequeña situada a la izquierda del anfiteatro. Resultado: beber una cerveza no era una odisea, los camareros/as no tenían cara estresada y ni asistentes cara de póker. Del mismo modo habilitaron más puntos de recarga de dinero e inteligentemente colocaron a la derecha según entras una serie de puntos de devolución del dinero sobrante evitando, no colas (porque eso es inevitable), sino tumultos.


Otro punto que chocó al personal fue los pocos espacios de sombre en un lugar donde Lorenzo pega muy fuerte en las horas centrales. Dicho y hecho, se dispusieron a lo largo del recinto varios techados (dos de ellos en el foso) para que la gente no se derritiera. Otro minipunto positivo.

Por último, el sonido también fue reforzado con una serie de bafles dispuestos al final del foso mirando a las gradas. Quizá aún algo menos potente para lo que uno se puede esperar (hay que pensar también en los niños que también disfrutan de este evento, hasta las 19:00h), pero infinitamente mejor para los que prefieren quedarse en las gradas y no bajar al barro.

De las cosas buenas del festival tan solo tenéis que volver a repasar la crónica anterior porque en eso no cambió nada. Excelente ambiente heterogéneo con ganas de pasarlo bien sin ningún incidente y con total respeto. Se vuelve a demostrar que la gente en estos eventos pueden ser igual o más cívica que cualquier otro.


En el ámbito musical, llegué tarde para ver al madrileño Rythym&Soul, posiblemente el nombre más interesante y puro en cuanto a House se refiere del line-up. Con los franceses Terrence:Terry y Apollonia se puede resumir en la misma frase porque el discurso del primero no varió en demasía con lo que hizo el trío: un House animoso y pistero pero algo anódino y plano. Dieron fiesta y baile que fue bien acogida por el público pero faltó chicha. De esa de las que te llevas las manos a la cabeza y se te graba el momento. De esa que vuelve loco al Shazam. No hubo ningún momento de esos pero el espíritu y las ganas de pasarlo bien no decayeron en ningún momento.

Dentro de 48h llega la prueba de fuego para Brunch In The Park Madrid con el más que previsible llenazo que habrá con la visita de Moodymann y Octave One ya que nos vamos a juntar tanto houseros como techneros. Se ha demostrado que la organización ha sido capaz de aprovechar la oportunidad de mejorar la cosas, ahora tienen que confirmarlo de nuevo.  ¡Ahí estaremos para comprobarlo!




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