Yung Prado, hedonismo por vocación

El componente del colectivo Mainline lanza a través del sello Young Ethics su álbum debut Yung Pradito



Que a Yung Prado le gusta pasárselo bien es algo que se nota sin mucho disimulo a través de su música. Este integrante el colectivo Mainline ha comenzado a cimentar una más que interesante carrera en solitario que viene refrendada con referencias en sellos internacionales como MMODEMM de Frankfurt y Young Ethics que dirige Dj Seinfeld. Qué pasa? EP fue su puerta de entrada para que sus sonidos ('Ay K Emoción-remix' cuenta con más de 300.000 reproducciones en Spotify) sonaran en Boiler Room o la prestigiosa radio londinense NTS. Su figura como héroe local de la escena barcelonesa ha continuado cimentándose más allá del circuito underground de la propia Ciudad Condal con actuaciones en fiestas como Brunch In The Park Madrid, festivales como Primavera Sound o fiestas icónicas como Circoloco. Un curriculum de un disfrutón en toda regla que da un paso más en su carrera publicando su álbum debut, Yung Pradito, a través de Young Ethics el sello del sueco Dj Seinfeld que ha apostado por su visión un tanto especial de la música de baile.

El disco cuenta con un total de 11 canciones con unos títulos que si los lees de manera seguida y continuada puede ser el relato de un fin de semana de fiesta donde dormir es de cobardes. Un espíritu gamberro y tunante que se traduce en unos sonidos que lejos de apostar por el lado más rudo y frenético, como parece que es la tendencia de vivir en una rave constante con los sonidos tranceros noventeros como patrón, busca una fórmula más original y menos trillada pero igual de salvaje. Una mezcla entre un proto-house cósmico y un electro sui generis donde el componente LoFi está presente para aportar cierta frescura pero que si se tiene que meter en aguas más psicodélicas tampoco le tiembla el pulso. 

La combinación de estos ritmos tan bien estructurados y melodías sencillas y alegres con unas vocales hipnóticas tan enfocadas al mundo del desenfreno, le hacen poseedor de un estilo muy personal y único. Algo que ya demostró en el primer single del álbum, que precisamente lo abre y establece las directrices identitarias de lo que nos vamos a encontrar.

Yung Pradito es una constelación de himnos que se clavan en la pista de baile y que funcionan con la precisión de un reloj suizo donde la imaginación toma el poder. La finalidad es volver al club en su esencia más pura de libertad, y creativamente lo asimila a la perfección. En eso el LP tiene una gran coherencia interna, porque a pesar de que en ciertos momentos puede bajar los bpm's -como puede ser el elegante impás que representa 'Lucky' a mitad del álbum- todo el frenesí que destila este trabajo se refleja en la manera de jugar con diferentes códigos estilísticos que le hacen muy difícil ser etiquetado como algo concreto. 

El hilo conductor es la fiesta y los afters con una actitud nocturna y crápula. Algo que puede verse reflejado en la duración de las canciones donde comienzan a ser levemente superior en la parte final del disco. Una metáfora del que alarga la noche más allá de la mañana. El atrevimiento de Prado para hacer algo original y tan poco convencional a estas alturas de la película, tiene un mérito enorme y solo por eso merece la pena ser escuchado.

No nos cabe duda que más de dos y tres canciones que componen el disco serán pinchadas en más de alguna ocasión por DJ's que quieran que ocurran emociones en la pista de baile. El productor barcelonés entiende la música como una salvación y un refugio de los tormentos de la vida contemporánea, la misma razón por la que muchos se dejan el alma bailando hasta las tantas de la mañana cada fin de semana como vía de escape de su rutina en el día a día. Un nexo de unión para un público que sabrá valorar una obra que muestra un recalcitrante, y hermoso, hedonismo por vocación.

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