Calor, agua y Dj Koze

La mágica despedida de la segunda temporada de Brunch In The Park Madrid con el showcase de Pampa Records


Comencemos por el final. Con una puntualidad británica una vez sonó el último track de la tarde a eso de las 22:00h del pasado domingo 16 de julio, Gerardo Cartón, la cabeza visible de la organización de la edición madrileña Brunch In The Park, micro en mano avisaba que nos veremos en septiembre y octubre de 2018 de nuevo en el parque Tierno Galván. Una proclama sintomática de lo que ha sido esta segunda edición de las fiestas donde el público, a pesar de tener unos carteles más digeribles y conocidos para la mayoría, no ha respondido de la misma forma que hace un año donde sus cuatro ediciones se contaron por llenazos absolutos, convirtiéndose en la fiesta revelación de la capital. Trasladar Brunch In The Park a junio y julio, a priori parecía una buena idea con el comienzo del verano, pero salvo la primera cita con Jeff Mills, ha dado la impresión de que a la gente le ha costado mucho más acudir en masa. Donde antes había un sold-out a las cinco de la tarde ahora hay una de las dos barras cerradas. Esa es la instantánea que se queda en este cierre de temporada. La organización ha visto, como lo hemos hecho todos, que en Madrid tiene más peso una buena rentree en septiembre que convocar a clubbers al baile a unos abrasivos 38 grados veraniegos. Eso, más exámenes, vacaciones, festivales etc... puede haber sido el handicap de esta temporada y el motivo de su vuelta a lo que ya se sabe que funciona.




Dejando de un lado estas valoraciones y entrando en materia de lo que fue la última edición de este año de Brunch In The Park, hay que decir que no se pudo tener mejor ojo a la hora de despedirse. El showcase del sello alemán Pampa Records encajaba como un guante con lo que uno puede esperar de una fiesta diurna. El sello de Steffan Kozalla es música ideal para bailar en una ambiente totalmente festivo y hedonista al aire libre con el sol cayendo poco a poco. No pudimos ver a Álvaro Cabana, toda una figura mítica del clubbing madrileño, que fue el encargado de abrir la fiesta.

A quién sí que pudimos ver fue a Michaela Dippel conocida como Ada. La típica artista que conoces desde hace más de una década con sus trabajos en Areal y nunca has conseguido ver en directo. Y la de Colonia no decepcionó sabiendo interpretar su cometido a la perfección. Nunca se pasó de revoluciones y ganó por la sensualidad de sus beats, especialmente cuando más ácida se ponía haciéndonos olvidar el calor que se estaba sorportando a los valientes que estaban en medio del anfiteatro. Su sutilidad en la mezcla fue clave para caldear suficientemente los ánimos de cara a lo que vendría después.

Lo que vino a continuación fue una divertidísima hora de un directo con Die Vögel. El dúo formado por Jakobus Siebels y Mense Reents, que perfectamente podrían pasar como unos turistas random recien aterrizados de Mallorca, combustionaron a una pista de baile que ya se había entregado al cachondeo y el disfrute. ¿Cómo no hacerlo cuando ves que además de sintes van a utilizar maracas, trompetas y un clarinete para su live? Enseguida conectaron con el público al mismo tiempo que todos los que estábamos en pista eramos regados, primero por unos zancudos y luego por un sistema de la propia infraestructura. Brazos arriba, todos mojados y si encima tocan su clásico 'Blaue Moschee' para cerrar, con bis incluido, poco más se puede pedir. Mucho buen rollo y ni una mala cara a pesar de un sonido que por momentos le faltaba fuerza del mismo modo que ocurrió hace un par de semanas.


Ese tema técnico fue secundario cuando Dj Koze, el mandamás de Pampa se puso a los mandos, y desde el primer momento supo que las dos horas y media que tenía por delante era para que la gente lo gozara con un House de manual. Planteó la sesión con toda la carne en el asador desde el primer momento con un pequeño tramo más lineal para dar un respiro y así encarar una recta final que fue para quedarse grabada en el recuerdo de los asistentes. Pocos peros se le pueden poner a Kozalla que supo meterse a todo el parque en el bolsillo cuando soltó su melódica remezcla del 'For You' de Michael Mayer y poner punto final con su edit discoide del 'Operator' de Låpsley. Ahí ya la organización decidió dejar el grifo abierto como si estuvieramos en debajo de una lluvia artificial. Todos nos estábamos calando y todos estábamos sonriendo. Calor, agua y magia. Un cierre digno y a la altura. En 2018 volveremos.

Comentarios