Paraíso 2022, cuando menos es más

La tercera edición del festival madrileño será recordada por ser la más cercana y modesta donde destacaron las actuaciones de Sofía Kourtesis, Axel Boman, Baiuca, Ben UFO y los artistas locales entre otros


Después de tres años sin pisar un festival es bastante difícil hacer una crónica sin abstraerse del componente emocional. Eso que vaya por delante. La cantidad de reencuentros unido a la sensación de una vuelta a la normalidad pesan e hicieron de Paraíso 2022 una cita más especial si cabe. Solo por eso, esta edición ya ha merecido la pena. Pero como del pasado y de la nostalgia todo lo anterior no sirve de nada, si otros elementos a nivel organizativo y musical no funcionan, la experiencia se te puede arruinar por muchos abrazos que vayas repartiendo. Afortunadamente pocos peros se le pueden poner a esta edición que tras la caída de la gran mayoría de nombres anunciados para lo que tuvo que ser su line-up en 2020 y, sin Sónar como socio, los responsables del festival madrileño han sabido reinventarse cambiando a un formato más familiar, cercano y modesto donde todo fluyó. 

Contando con un máximo de 8.500 personas por día, el festival en cifras finalmente se tradujo en un poder de convocatoria de 16.200 almas repartidas entre el viernes 24 y sábado 25 de junio en su ubicación habitual en la Complutense. Una vuelta a tres escenarios, donde el Club y el Nido miraban hacía la A-6 solucionando en parte problemas de sonido de pasadas ediciones sin producirse bajones de este, aunque no sonara todo lo potente que uno podría esperar. Sobre el escenario Jardín es el único que ha continuado igual que en sus dos anteriores celebraciones y que sin lugar a dudas es lo que dota a Paraíso de esa ínfula dekmanteliana de los inicios del festival holandés, que atrae a los que nos gusta la música electrónica. 

Porque una cosa hay que decir respecto al público y es que puede que sea la edición con la edad media más alta que un servidor recuerde de las tres ya realizadas. Un poso muy adulto y maduro, lo que hacía que no se viera ni el atisbo de una sola mirada desafiante, ni comportamientos fuera de tono y lugar. Paraíso se convirtió, más que en un festival, en un estado de gozo y disfrute para todos los que acudimos. El buen rollo como factor clave. Tan solo si bebías tinto de verano te podría enervar un poco la organización puesto que se agotó rápidamente y no hubo repuesto. Por todo lo demás, apenas había que esperar para pedir en barra, los baños iban bastante rápidos y estaban muy limpios (incluso a altas horas) y mención especial a la selección de foodtrucks para mantenernos bien alimentados cuando las fuerzas pudieran empezar a flaquear. 


El line-up como hemos dicho anteriormente, no se puede comparar a lo que nos esperaba en 2020 donde nombres como FKA Twigs, Kaytranada, Mura Masa, Nu Genea, Folamour, Jon Hopkins, Jayda G, Kruder & Dorfmeister, Apparat etc eran el gran reclamo y lo convierte en otro concepto de festival. Esta nueva versión de Paraíso comenzó a gestionares en febrero de este mismo año por lo que el esfuerzo ha sido titánico a lo que la organización también ha tenido que esquivar problemas de última hora como cancelaciones de Moodymann (a un mes del festival y sustituido por un b2b inédito entre Danilo Plessow y Marcellus Pittman), la baja de TSHA en la misma semana (sustituida por DJ Seinfeld) o la baja en el mismo día de Shannen SP por la huelga ferroviaria británica que le impidió tener conexiones para viajar y llegar a su hora a Madrid. Desde luego que la organización ha demostrado auténtica cintura de boxeador saliendo indemne de ante tanta desdicha.

Héroes locales

Antes de ponerme en materia y contaros cómo vivimos las dos jornadas del festival hay que hacer un pequeño inciso y reconocimiento. Porque si por algo va a recordarse Paraíso 2022 va a ser por el protagonismo que tuvieron los artistas locales. Ya se sabe que cuando todo falla, los de casa siempre están ahí, y si se les da la oportunidad, como los canteranos en el fútbol, van a salir a comerse el césped. El esfuerzo no se negocia y se notaron las ganas de todos los que pasaron por un escenario Nido. Pequeñito pero matón. Reducidas dimensiones pero donde el talento local supo estar a la altura y ganarse al público con directos llenos de energía como los de Delone cegado por el sol que descubría su álbum debut o unos divertidos Depaart; o dj sets para no parar de moverse como unas Two Ex con un gran poder de convocatoria y diversidad musical apabullante, el colectivo Ears On Earth demostrando que a originalidad pocos les pueden ganar, un OG Juan con su finísimo olfato de digger reputado o unos veteranos Álvaro Cabana y Javi Redondo que saben ofrecer en cada momento lo que el público necesita demostrando que la veteranía es un grado. 

Pero quien sorprendió a propios y extraños fue Jan Swam con un híbrido entre el dj set y directo con una caja de ritmos y una flauta travesera. Lo que parecía en principio algo ambiental y chamánico como poseído por un rollito Nicola Cruz luego se convirtió en un despiporre vertiginoso a ritmos tranceros y psy. La gran revelación de esta edición por una propuesta inesperada que supo conectar.


El escenario Nido es una grandísima idea para visibilizar lo local y en esta edición a más de uno salvó la noche tras ver como otros nombres con más cartel y caché sencillamente tenían una jornada laboral más en su vida. Quizá la evolución, y visto lo visto con el esfuerzo e ilusión que le ponen, demande integrar a los artistas de la ciudad en escenarios más grandes. Paso a paso. 

Viernes: Experimentos fallidos, empacho discoide y el triunfo de Kourtesis

No nos cuesta nada admitir que la primera jornada de Paraíso 2022 teníamos marcado bien en rojo el directo de Sofía Kourtesis, una de esas artistas que inexplicablemente no había pasado por Madrid desde su debut en Studio Barnhus. La peruana en el escenario Jardín no defraudó del mismo modo que no lo hizo unas semanas antes en Primavera Sound. Secundada en el escenario por Thom Stephens a la guitarra y ella con un setup sencillo pero efectivo, arrancó con fuerza y energía delante de un público con una actitud pelín tibia por las tempranas horas de la actuación. Pero mientras Kourtesis iba desgranando las producciones de sus EP's, y solventando algún problema con el micro, también era capaz de meterse a todos en el bolsillo. Bailes, paseos por el escenario, tirarse al suelo, cantar sentada, motivar a la gente y en apenas 45 minutos nos tuvo a todos entregados con su música y personalidad. Queríamos más y se acabó. Dicen que lo bueno, si es breve, dos veces bueno. No nos hubiera importado media hora más de una Kourtesis desatada, pero será en otra ocasión porque seguro que volverá a la ciudad tras el gran sabor de boca que dejó. Una de las triunfadoras más claras del día.


Mientras tanto en el escenario Club estaba una Shygirl que divertía y entretenía al personal pero sin una puesta en escena muy lustrosa. Explosiones de confeti y música de influencia r&b mientras colaba algún cover de algún temazo de la vida en versión bass music. La sensación fue un poco de verbena al britsh style y poco más. Bien para hacer tiempo y esperar lo que sobre el papel era lo más jugoso de este primer día: el b2b entre Danilo Plessow y Marcellus Pittman.

Esta actuación comenzó con un pequeño retraso por algún problema técnico con la mesa. Ya de primeras algo no iba bien y al alemán se le notaba algo mosqueado durante su actuación mientras Marcellus estaba ahí para divertirse y hacer lo que quisiera. Y eso se transmitió desde el comienzo. Hacer un b2b inédito por primera vez se corre el riesgo de que la vibra no llegue a fluir del todo entre sus responsables y aquí ocurrió algo parecido. Motor City Drum Ensemble estaba decidido a utilizar su fórmula mágica de sonido discoide para luego introducirnos en parámetros más houseros o electrónicos que es lo que suele hacer casi siempre que lo hemos visto. Pero Pittman tenía otros planes. El de Detroit directamente iba a por un house de carácter americano para dar y repartir. Poca broma pero con un resultado en el que Plessow tenía que adaptarse mucho más a Pittman que Pittman a él. No llegaban a encontrar un equilibrio común y se notaba. Por variedad fue una sesión divertida donde además del disco y el house sonaron James Brown, Beyoncé, Todd Terje y temas de la factoría MAW pero no se percibía como algo orgánico. Faltaba un pegamento sólido lo que hacía resentir al conjunto y que finalmente resultó un experimento fallido.


Fuimos a parar al escenario Jardín donde un Jeremy Underground hizo un set correcto de House y poco más. No se le puede decir nada malo pero tampoco es que aporte un recuerdo en nuestra memoria. Un día más en la oficina para él y cierta intrascendencia para los demás. Solo estuvimos viendo 15 minutos a un Roman Flügel que por lo visto no falló y fue muy fiel a si mismo sin dar concesiones a pesar de actuar en el escenario Club. Un servidor eligió un empacho de house y disco y no acerté porque no llegué a conectar y no se llegó a transmitir un espíritu algo más festivo por parte del francés. Quizá fuera un problema mío, pero al hablar con otros libretillas llegamos a la misma conclusión: ni fu, ni fa. 

Con Hunee, en el mismo escenario Jardín, la previsiones eran más halagüeñas y se notó enseguida. El surcoreano ya triunfó en la primera edición y que cerrara la primera jornada se esperaba que fuera un déjà vu multiplicado por dos. Pero como he dicho al principio de esta crónica, de la nostalgia no se vive. Es cierto que levantó mucho más al personal que quien le precedió y que tuvo picos muy intensos y divertidos pero también otros algo más ramplones y otros, directamente, facilones como recurrir a 'The Man With The Red Face'; una concesión bastante bienvenida en general pero que a mi en particular no me dijo nada. Un poco montaña rusa que me dejó un sabor algo agridulce pero que en honor a la verdad, en sus picos altos fue muy disfrutable como cuando recurrió al 'Only The Strong Survive' de  Billy Paul o temas de Dj Spen pero me faltó un poco más de colmillo retorcido. No fue un cierre de los que quedan grabados en la memoria. Para eso tendríamos que esperar 24 horas.


Sábado 24: la hora de los nacionales y un colofón a la altura con un Bun UFO imperial

Por puro cansancio, y ahorro de fuerzas, entramos algo más tarde de lo previsto en la segunda jornada de Paraíso 2022. Nos perdimos a Lauren Hansom que no dijeron que fue una maravilla de warm-up, tal como intuimos en nuestra previa, y tras tanto house y disco del día anterior a Bradley Zero apenas le disfrutamos 15 minutos (estaba sacando su lado más ácido en ese momento). Fuentes fiables también nos comentan que destacó, y mucho. En su lugar degustamos el concierto de Chico Blanco junto a 8kito, una de las propuestas menos puretas del festival y que supo ganarse a todos los congregados en el escenario club. A mi su fórmula me funciona y me gusta: aunar sonidos electrónicos tanto electro como house o breakbeat con una personalidad más propia de la escena urbana. Es algo refrescante y hay que evolucionar. Su discurso es festivo y divertido. Hace sencillo algo que no lo es tanto y por eso llega a la gente. Primer artista nacional, además de los locales anteriormente citados, que hay que mencionar por una actuación que convenció al respetable. 

Axel Boman también se dio cita en dicho escenario para presentar en directo su esperado segundo trabajo en largo Luz/Quest For Fire editado este mismo año en Studio Barnhus. Si conoces la música del sueco era muy difícil que no quedases hipnotizado con un directo sin demasiadas complicaciones o una puesta en escena espectacular. Con lo justo se las apañó para contentar al personal. No tuvo mucho misterio más allá de presentar desde los tracks más psicodélicos y dub al comienzo hasta los temas mucho más movidos según caía la tarde y nos abrazaba la noche. Un timing perfecto. 


Sin lugar a dudas uno de los grandes triunfadores del día fue Baiuca. Me encantaría hacer una descripción de su directo donde el folclore gallego y la electrónica se unen para levantar a todo tipo de público, y lo hace con una puesta en escena muy atractiva acompañado por su banda. Sin embargo el escenario Jardín se quedó pequeño para degustar su propuesta. Un lleno hasta la bandera y más, parecían otros tiempos, y situarme en una zona demasiado incómoda hizo que solo quedará fascinado por los primeros 15 minutos de su show para acto seguido irme a buscar otros parajes más cómodos. 

De vuelta al escenario club, apostamos por John Talabot y Pional que una década después de la gira del álbum Fin y tras haber participado en la segunda edición de Paraíso por separado en 2019, en esta ocasión comparecían juntos en cabina en el lugar más grande y donde más gente se reunía. Con todos estos elementos, un servidor entendió que esta actuación se la tomaron como un divertimento. Y es precisamente lo que ofrecieron y por eso encandilaron a la mayoría y disgustaron a los que van con la libreta en la mano. Si necesitas un viaje de ida y vuelta mejor disfrutarlos en un club, está claro. A mi me convencieron porque precisamente me divertí. Inesperado que recurran a un 'Spastik' (mezclado de manera magistral con el 'So U Know' de Overmono) en los primeros compases del su set o a un edit del 'Pump The Jam' en los últimos, SÍ. Que pongan su mirada en el trance con tracks como 'Café del Mar' de Energy 52 o 'Simulated' de Marco V, también. Sonaron un 'Alterated States' de Ron Trent, una arrebatadora versión del 'Blackwater' o el edit de Dj Koze al 'Feel The Same' de Radio Slave como otros tracks "fáciles" de localizar y situar. Todo eso aliñado con temas que hacen inútil el uso de Shazam, porque eso no lo van a perder nunca. Una playlist sin ningún tipo de coherencia que puede horrorizar a los más puristas que sin embargo acabó siendo la mar de eficaz.  


La tónica de Paraíso 2022 se podría definir como una mezcla de estilos muy dispares y ahí estaba Ben UFO para dinamitar todo. La traca final en el escenario Jardín es de las pocas cosas en las que, artísticamente, habrá unanimidad en su valoración. El británico, además de sacar todo el jugo posible al sonido del escenario (de lejos cuando mejor y más potente sonó fue con él), se destapó como un verdadero alquimista a la hora de combinar cualquier cosa que se proponga. Y lo mejor de todo, hacerlo de manera orgánica y que sea imposible sacar tacha alguna. Arrancar con una especie de reggaeton combinándolo con un tema que era puro ácido para pasar a UKG, breaks, bass music o sonoridades techno sin despeinarse. Su mezclas rápidas y quirúrgicas y los ánimos por los aires contrastaban con la calma y tranquilidad que emanaba su actitud. Pero la procesión, y profesión, van por dentro. A falta de una definición mejor: estuvo imperial. Un 'Spinner' de Instict podía ser el preludio de bombas como 'Fuzzy Logic' de Pangaea para cerrar con la fuerza y vigorosidad que se necesitaba. 

Nos voló la cabeza y como buen cliffhanger nos dejó con las ganas de una cuarta edición en 2023. A ser posible con el mismo espíritu que ésta, en la que se ha demostrado que a veces menos es más. 


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Fotos: Cedidas por Paraíso


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